Estilo de Vida

El legado de Kahnweiler, el marchante de Pablo Picasso, llega a Barcelona

El Museo Picasso dedica una exhibición al mítico galerista con un centenar de obras del Centro Pompidou de París en el primer acto del 50º aniversario de la muerte del pintor malagueño. En la imagen superior, Picasso y el galerista (Foto crédito: Museo Picasso Barcelona. Donación de David Douglas Duncan).

Daniel-Henry Kahnweiler fue el responsable de que, en pleno franquismo, la obra de Pablo Picasso pudiera exponerse en Barcelona. Era 1960 y largas colas de barceloneses se arremolinaron en la Sala Gaspar para ver una colección del pintor malagueño en suelo español. Tres décadas después, el Museo Picasso de Barcelona acoge hasta el 19 de marzo la colección del galerista alemán, uno de los grandes marchantes europeos del siglo XX. Figura clave y promotor del cubismo, el legado del germano llega a la capital catalana tras un acuerdo con el Centro Popidou de París, que cede 98 piezas de autores como el propio Picasso, Georges Braque, Juan Gris, Fernand Léger, Paul Klee, André Masson, Élie Lascaux y Manolo Hugué.

La galería arranca con los actos del 50º aniversario de la muerte de Picasso, fallecido el 8 de abril de 1973, precisamente con su marchante, al que conoció en París, en 1907, y que fue pieza clave para la creación del museo barcelonés, pues fue él quien hizo llegar la obra gráfica del pintor a su secretario, Jaume Sabartés.

Ambos se conocieron en la minúscula galería que Kahnweiler regentaba en un barrio pudiente de París, en el número 8 de la calle Vignon. El germano, que perdió toda su colección en 1914 y en 1940 por las dos guerras mundiales, terminó por definir al malagueño como "el choque de su vida".

Retratos de Kahnweiler en La Californie, en Cannes. Foto crédito: SUCESSION PICASSO, VEGAP

El choque fue clave para el desarrollo del cubismo, que se exhibe con todo su esplendor en Barcelona más de un siglo después de que el germano realizara su primera exposición, en un espacio de 16 metros cuadrados.

La colección se divide en una docena de salas en las que se exponen 170 obras de manera cronológica, con el colofón de la relación entre el alemán y el malagueño. "¿Qué habría sido de nosotros si Kahnweiler no hubiera tenido este sentido de los negocios?", llegó a decir el propio Picasso. En las doce salas se pueden encontrar desde pinturas hasta dibujos, bocetos, fotografías, esculturas y 65 libros que el Centro Pompidou cedió de su biblioteca particular. No solo del pintor del Guernica. Kahnweiler apadrinó al escultor Manolo Hugué y al pintor Josep de Togorés, ambos catalanes.

El pintor, en 1957. Foto crédito: Sucession Picasso, VEGAP

"La exposición se desarrolla a través de una selección de obras de artistas que estuvieron en sus galerías, pero también se fija en los puntos más relevantes del coleccionista: el impacto de las dos guerras, su relación con Alemania, la importancia de sus escritos y la evolución de sus exposiciones, su relación con Picasso y el papel de este hombre singular y reservado en el arte del siglo XX", resume la comisaria de la muestra, Brigitte Leal.

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