La casa Pernod Ricard presentó en la capital británica su ultra premium Beefeater Crown Jewel Gin, inspirada en las históricas Joyas de la Corona que se exhiben en el museo de la Torre de Londres. Para el lanzamiento la firma nos invitó a un evento mágico y único en la icónica torre bañada por el Támesis, que lucía para la ocasión la etiqueta de su emblemática botella. En el cénit de la cartera de London Dry Gin de la marca, figura esta ginebra, que está conectada con el joyero real por su espíritu temporal y por el lujo y la exclusividad que representa.
Llegamos a la Torre de Londres y un beefeater nos dio la bienvenida junto a dos cócteles premium: el Dukes Martini, un mix de Beefeater Crown Jewel, vermú inglés y un toque de cáscara de limón Amalfi, diseñado por el reputado barman Alessandro Palazzi; y el Mr. Lyan's Red & White Gibson, elaborado con Beefeater Crown Jewel, vermú crema y un toque de remolacha, creado por el experto mixer Ryan Chetiyawardana. Ambos expertos unieron su experiencia para crear una carta inigualable.
Contemplamos las Joyas de la Corona y vimos la Corona Imperial, la que portará Carlos III en la histórica ceremonia de su coronación, que se celebrará el 6 de mayo de 2023, ocho meses después de morir su madre, Isabel II. Después, y en sincronía con el tradicional cambio de guardia, se sirvió una cena en la torre con una espectacular puesta en escena, performances, violinista en directo y mesas vestidas de rojo, el icónico color de la marca y también de los reconocibles uniformes de los guardias de la torre.


Cenamos un entrante a base de salmón ahumado, vinagreta de soja y caviar avruga; y un delicioso corte de Wagyu con terrina de patata y puré de berenjena. De postre, un bizcocho genoise con pomelo y Beefeater Crown Jewel Gin, que lucía como una cajita roja de joyería.

La referencia ultra-premium de la casa tiene los nueve botánicos de Beefeater, como la cáscara de naranja y de limón españoles y almendras amargas españolas, más un botánico cítrico adicional, la cáscara de pomelo. La botella guarda la forma de un rubí, siguiendo la línea de cortes de las piedras preciosas de la corona. Todo un homenaje a la simbología londinense.
