Acabamos de celebrar Halloween, una celebración que para muchos negocios ya es la segunda cita más importante de todo el año, únicamente superada por Nochevieja. Se trata de una fiesta de origen celta, con mucho recorrido en EEUU, y que poco a poco atrae más miradas en nuestro país.
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Es costumbre adornar las casas y los escaparates para la ocasión, disfrazarse de temática de terror e ir de casa en casa con el famoso 'truco o trato'. Entre las golosinas más destacadas de Halloween destaca una: el regaliz negro. Sin embargo, este dulce, a priori, inofensivo, puede no serlo.
Todo depende de la cantidad ingerida, tal y como explica el doctor Christopher Newton-Cheh, cardiólogo del Hospital General de Massachusetts y de la Facultad de Medicina de Harvard: comer demasiado regaliz negro puede provocar complicaciones "potencialmente mortales". De hecho, en 2020 se supo del extraño caso de un hombre que sufrió un infarto por culpa del consumo excesivo de este producto.
¿Qué es la glicirricina?
La culpa la tiene la glicirricina. Se trata de una sustancia química derivada de la raíz de regaliz y que únicamente está presente en el regaliz negro (el rojo no lo tiene). Al ser 50 veces más dulce que el azúcar de caña, puede ocasionar la caída de los niveles de potasio en el cuerpo.
Esto puede provocar alteraciones en el ritmo cardíaco, presión arterial alta, hinchazón, letargo, insuficiencia cardíaca congestiva y, en el peor de los casos, la muerte. El experto aclara que este producto no es peligroso, pues recuerda que la clave está en las cantidades.
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La Administración de Drogas y Alimentos de EEUU (FDA) avisa que en personas mayores de 40 años, comer más de 60 gramos de regaliz al día puede acarrear problemas. No obstante, se desconoce cuál es la cantidad de esta golosina segura para la salud. Por lo tanto, la mejor forma de procurar que no supongo un peligro es sentido común y no convertir el regaliz negro en un producto habitual en la dieta: mejor como un capricho.