Estilo de Vida

Estas son las consecuencias para la salud de cenar tarde (ojo, no son buenas)

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Seguro que en más de alguna ocasión has escuchado a un experto en la televisión decir que no es bueno cenar tarde. Tampoco lo es tomar alimentos en exceso por la noche, ya que lo que estamos provocando es que nuestro sistema digestivo trabaje más y, por tanto, nos cueste más conciliar el sueño.

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Lo cierto es que en España, por lo general, no cumplimos estas pautas, pues en comparación con los otros países europeos, comemos y cenamos más tarde, a causa de los horarios de la jornada laboral. Si en Noruega o Finlandia son los más madrugadores al cenar (entre las 16.00 y las 17.30), los españoles somos los que más apuramos (entre las 21.30 y las 22.30), junto a por portugueses.

Tienes que saber que irse a dormir sin que hayan pasado las dos horas de digestión tiene consecuencias. Cenar tan tarde puede afectar a la tolerancia de nuestro organismo a la glucosa, en particular a las personas que tienen una variante genética en el receptor MTNR1B, la cual está presente en la mitad de la población española. 

Más propensos a sufrir diabetes

Se trata de la conclusión a la que ha llegado un estudio realizado por la Universidad de Murcia (UMU) junto con la Universidad de Harvard y Massachusetts General Hospital de Boston. Los resultados de la investigación aseguran que quienes tienen esta variante genética son mucho más propensos a desarrollar diabetes de tipo 2 si cenan tarde.

La culpable es la melatonina endógena, segregada media hora antes de irnos a dormir aproximadamente y que está implicada en las alteraciones de la glucosa que se producen en el metabolismo. Además aquellas personas con una variante genética en el receptor MTNR1B producen menos insulina por el páncreas cuando comen tarde. Esto hace que aumente el nivel de azúcar en la sangre. Por lo tanto, el riesgo a desarrollar esta patología es mayor. 

"Gracias a esta investigación hemos conseguido establecer la relación entre el funcionamiento de la insulina del páncreas y la melatonina. Se trata de algo realmente importante, sobre todo porque se ha determinado una variante genética que aumenta el riesgo de diabetes tipo 2 en la mitad de la población", explica Marta Garaulet, una de las investigadoras. 

Mil voluntarios

Para llevar a cabo la investigación se ha contado con la participación de un millar de voluntarios sanos y la colaboración del hospital Virgen de la Arrixaca, de Murcia. Los científicos monitorizaron la tolerancia a la glucosa y la secreción de insulina en dos días diferentes.

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En la primera de las sesiones del estudio a los voluntarios se les realizaba una curva de tolerancia a la glucosa tras una ingesta de un suero glucosado tomado cuatro horas antes de su hora habitual de irse a dormir; en la segunda sesión, el suero glucosado se ingería una hora antes de su hora habitual del sueño. Además, todos ellos fueron monitorizados en sus hábitos de alimentación y sueño durante una semana.

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