Los españoles y turistas extranjeros han vuelto a disfrutar de las joyas que tiene España. La gran mayoría han optado por ir a la playa para combatir las históricas olas de calor de un verano que pasará a la historia por ser el más cálido y por ser el de la recuperación turística postpandemia.
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Que nuestro país sea una potencia en este sector, hace que muchos medios se hagan eco de la amplia oferta que ofrece su geografía. Es el caso del periódico The New York Times, que ha recomendado a sus lectores visitar el municipio de Sitges, en Cataluña, por diferentes razones.
Nueve playas con Bandera Azul
Conocido por su prestigioso festival de cine que, por cierto, se celebra del 6 al 16 de octubre, la cabecera norteamericana se deshace en elogios hasta este pueblo costero de la provincia de Barcelona. "Tiene 17 playas y un encanto tranquilo y atemporal, que atrae a todo tipo de visitantes a volver año tras año", dicen.
Efectivamente, esta localidad situada a 40 minutos de la ciudad condal puede presumir de sus areneros premiados con Bandera Azul por la calidad del agua, de la gestión ambiental y la seguridad de playas. Sitges tiene un total de nueve playas con este distintivo (Les Botigues, Garraf, Marina d'Aiguadolç, Balmins, San Sebastián, La Ribera, L'Estanyol, la Barra y Terramar), lo que la convierte en el municipio con más banderas azules de la comunidad.

Casas de los indianos
Alexander Lobrano, el periodista que escribe el artículo, hace especial mención a las viviendas modernistas de Sitges y el "admirable modo en que la cultura catalana es receptiva a la anarquía creativa", como se aprecia en las obras de artistas como Antoni Gaudí, Salvador Dalí o el chef Ferran Adrià. Dice, además, que Sitges cautiva a cualquier visitante por su "inclusión e igualitarismo".
The New York Times, por último, hace referencia a las "callejuelas" del casco histórico donde es posible toparse con "negocios que han desaparecido en la mayoría de los otros lugares" y las llamadas casas de los indianos. Este antiguo pueblo de pescadores tiene visitas obligatorias. Una de ellas es la parroquia de Sant Bartomeu y Santa Tecla, una iglesia barroca del siglo XVII situada en una colina con vistas al Mediterráneo, y que protagoniza todas las postales de Sitges.
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Los visitantes de Sitges también pueden disfrutar del Palau Maricel, un edificio de estilo novocentista; la Plaza del Ayuntamiento, en el que se ubica el Museo Bacardi y el propio consistorio, de estilo gótico; la plaza del Cal de la Vila; el Museo Cau Ferrat, que alberga una importante colección de esculturas, hierro forjado, cerámica, vidrio y pintura con cuadros de Picasso y el Greco; el paseo marítimo y los Jardines de Terramar.
