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Política y alcohol en los países nórdicos: dos centenarios peculiares

Foto: iStock

Este año se celebra el centenario de dos acontecimientos importantes en los países en los que tuvieron lugar: Suecia y Noruega. Ambos están relacionados con las políticas estatales respecto a la fabricación y venta de bebidas alcohólicas.

En 1922 en Noruega estaba vigente la ley seca. Como alternativa a la prohibición total el gobierno creó el 'vinmonopolet': monopolio para la venta de cervezas, vinos y licores. El gobierno finlandés hizo lo mismo en 1932 y el sueco estableció el 'Systembolaget' en 1955.

En ese mismo año de 1922, en Suecia, el 29 de agosto, tuvo lugar un referéndum para implantar la ley seca, promovido por los movimientos protemperancia apoyados por la socialdemocracia y la iglesia estatal luterana. Fue la primera votación que tuvo lugar tras la concesión del voto a las mujeres en 919. Estas votaron mayoritariamente a favor de la prohibición. El referéndum dividió fuertemente al país. El 'no' ganó por muy escaso margen, lo que obligó al Gobierno a diseñar una nueva política al respecto.

En los países nórdicos los problemas con el alcohol vienen de lejos. Algunos historiadores atribuyen la pérdida de la decisiva batalla de Poltava, en la actual Ucrania, en 1709, por parte del brillante monarca-general sueco Carlos XII, frente a Pedro el Grande de Rusia, a la incapacidad de las tropas de refuerzo para acudir prestamente al lugar de la batalla, puesto que se dedicaron a beber las provisiones de aguardiente de todo el ejercito que no podían llevar con ellos. Carlos XII tuvo que quedarse cinco años en la actual Moldavia, territorio otomano, antes de regresar a un país que había dejado de ser una potencia europea.

Desde mediados del siglo XIX el alcohol empieza a ser regulado por el estado con medidas como la prohibición de venta a los menores de 18 años. Al finalizar la primera guerra mundial se instala en Suecia el racionamiento y aparece el mercado negro. Los mayores de edad podían solicitar un cuaderno, el llamado 'Motboken' que fue el elemento más importante del 'Brattsystemet' o sistema de Bratt, por el nombre del doctor y político que estuvo al frente de la política del alcohol en Suecia durante varios decenios.

Para poder comprar cerveza, vinos y licores había que acudir a las escasas tiendas autorizadas con el cuaderno en el que el vendedor iba apuntando cada venta. En un país en el que nunca hubo un carné de identidad, el 'Motboken' fue una especie de sustituto al menos para los varones del norte.

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Solo una de cada diez mujeres solicitó el cuaderno al que muchas se oponían, en unos casos por ser contrarias al consumo de alcohol y en otros por la discriminación en las raciones asignadas que eran de 3 litros al mes para los varones, pero solo de medio litro al trimestre para ellas. Los directivos de empresas y miembros de consejos de administración disponían de cupos mayores.

Las autoridades combatían el mercado negro mediante "espías del alcohol" que controlaban que no hubiera reventa a la salida de las tiendas e incluso con "visitas domiciliares", sin necesidad de mandato judicial, para controlar que el alcohol existente procediera del cupo. El sistema Bratt duró hasta 1955 cuando se crea el 'Systembolaget'.

A lo largo de los años 60 y 70 se producen ligeras liberalizaciones en Suecia, Noruega, Finlandia e Islandia- Dinamarca siempre fue más liberal en este asunto-. Se permitió la venta en algunas tiendas con condiciones y sobre todo, los supermercados pudieron empezar a vender cerveza hasta una cierta graduación. La obligación de comprar comida en bares y restaurantes cuando se pedía vino u otras bebidas alcohólicas duró hasta los años 70.

'Systembolaget' es el nombre del monopolio estatal y también el de que se da a cada una de sus tiendas. Solo hay una en cada pueblo o ciudad pequeña. Están cerradas los fines de semana y los dependientes pueden exigir al cliente que acredite su mayoría de edad o comprobar si figura en las listas de alcohólicos u otros que tienen prohibida la compra; en cuyo caso se enciende una luz roja encima de la caja registradora y el avergonzado cliente tiene que devolver el producto.

Tras la entrada de Suecia en la Unión Europea en 1995 se producen una serie de liberalizaciones por las que se permite a bares y restaurantes con licencia, comprar al importador o importar directamente y a los particulares importar para su propio consumo. El 'systembolaget' mantiene diversas limitaciones: los productos se venden individualmente, no por cajas y no puede haber descuentos, ni promociones.

Desde los años 70 el continuo flujo de turistas escandinavos a España ha transformado algunas costumbres locales. Hoy muchos beben vino en la cena o en una terraza con los amigos en vez de la mezcla tradicional de cerveza y aguardiente.

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A pesar de que solo vende menos de la mitad del alcohol que se consume en Suecia, el 'systembolaget' es el primer comprador mundial de vinos. Los productos en sus tiendas están ordenados por precio. La relación precio-calidad es óptima. El impuesto está en función del grado alcohólico por lo que a veces aparecen buenas añadas, a precios incluso inferiores a los de su lugar de origen.

Las tiendas se han convertido en pequeños museos en los que se puede admirar y comprar género de todo el mundo. Las pequeñas tienen al menos 500 productos; las grandes, 1200. A disposición del público hay pequeños folletos con explicaciones sobre cada uno de los vinos a la venta. Es una manera deliciosa de pasar un buen rato en un cursillo rápido de enología.

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