Madrid está cogiendo altura en su oferta gastronómica internacional. Con la apertura de Namak, la alta cocina india –y pakistaní– está representada. Su chef, el pakistaní Nadeem Siraj, aspira a lo más alto.
La alta gastronomía internacional se abre paso en Madrid. Los sabores de Latinoamérica están muy bien representados con Quimbaya, de Edwin Rodríguez, el único colombiano de Europa con estrella Michelin. Con la vuelta de Roberto Ruiz, que volvió en 2021 con su Barracuda MX, después del éxito –y la estrella Michelin– cosechado con Punto MX. Con la apertura de Jerónimo, del chef mexicano Enrique Olvera, y Oroya, con las propuestas del peruano Diego Muñoz, ambos en el recién inaugurado The Madrid Edition.
También la alta gastronomía japonesa, con dos estrellas Michelin, la de Yugo The Bunker, de Julián Mármol, y Kabuki, con José Antonio Aparicio al frente después de la salida de Ricardo Sanz. El ya mítico Al Mounia es un referente de la cocina marroquí. El Gioia, de Davide Bonato –que acaba de conquistar su primera estrella–, lo es de la más genuina cocina italiana. Y con el (inminente) desembarco del grupo francés Joël Robuchon –del chef que más estrellas Michelin acumula del mundo– la alta gastronomía gala va a estar garantizada.
Pero faltaba un restaurante gastronómico que trajera a la capital los sabores de la cocina india con sus mágicas mezclas de especias. Y ya está en la capital, de la mano de Nadeem Siraj y su nuevo restaurante Namak. El chef pakistaní, dueño de Tandoori Station (en la calle Ortega y Gasset), se ha instalado en el bajo del Rosewood Villa Magna, en el local de la calle Marqués de Villamagna que ocupara 99 KO Sushi Bar, para crear el espacio de alta cocina india (y pakistaní) que le faltaba a la capital.

En la órbita de Michelin
Su dominio de lo que él llama "la matemática de las especias" brinda la experiencia de un auténtico "viaje" gastronómico y le puede colocar en la rampa de lanzamiento hacia la órbita de Michelin.
En Namak, Nadeem Siraj aplica sus conocimientos y técnicas que concentran las esencias de la cocina india –y de las zonas geográficas próximas–, reconstruye antiguas recetas y hace algún que otro guiño a la cocina nacional incorporando el mejor producto. Así, su Pani puri se presenta relleno de guiso de rabo de toro –cocinado a fuego lento, estilo Vindaloo–, y en sus dumplings hay secreto ibérico. E incorpora entre sus propuestas algún singular plato-fusión, como los Judiones de La Granja Massala alcachofas de Tudela y mango seco.
La sala, que lleva la firma del arquitecto Pablo Moreno Mansilla, tiene capacidad para 70-80 comensales en su interior y 60-70 en su terraza, y un ticket medio de 50 euros y un menú degustación de 55 euros.