La mayor promoción turística jamás realizada la llevó a cabo al Oficina Española de Turismo en Londres entre los años 2006 y 2011. Se realizó en una de las calles más emblemáticas de esa ciudad. Regent Street es quizás la vía comercial más importante de Londres, con permiso de Oxford Street. Su parte más conocida, de Picadilly Circus a Oxford Circus, mide 1800 metros. Cuenta con amplias aceras, siempre concurridas por los paseantes, los compradores de sus múltiples tiendas y los clientes de los elegantes restaurantes. Fue construida por John Nash, el arquitecto más conocido de su época -los años treinta del siglo XIX- a instancias del entonces Regente, luego Jorge IV, para unir Saint James con el nuevo parque que también lleva su nombre.
La calle sigue siendo propiedad del Crown State, es decir, de la Corona, aunque la reina no percibe los beneficios que genera, que van a parar al Ministerio del Tesoro. Anualmente, un domingo de comienzos del verano se celebra un Festival, promovido por la Asociación de Comerciantes de Regent Street, que varía cada año, pero suele incluir música en vivo y atracciones variadas y por supuesto, con la calle cerrada al público.

En 2006, siendo yo director de la oficina de turismo en Londres, me puse en contacto con ellos para estudiar la posibilidad de dedicar el festival de ese año a España (nunca se había dedicado a un país). Tras unas primeras dudas, dado el inmenso tamaño del espacio dedicado al festival, aceptaron con un compromiso por mi parte de que traeríamos suficientes atracciones como para convertir al de ese año 2006 en el más exitoso de todos los celebrados. Ellos se comprometían a obtener los permisos municipales y a convencer al mayor número de tiendas y restaurantes para que participaran en el evento dedicando ese día a productos españoles. Junto con el Crown State, participaríamos en la promoción.
El primer Festival se celebró el 6 de junio del 2006, con un tiempo magnífico y un éxito mayúsculo. Según datos de la policía, entre 500 y 600 mil personas pasaron ese día por Regent Street. Al terminar, la Asociación de Comerciantes nos pidió que empezáramos a preparar ya el del año siguiente. Se celebró durante cinco años, siempre un domingo y siempre con buen tiempo, con diferentes nombres como A taste of Spain (Sabor a España) o A walk through Spain (Un paseo por España).
Las comunidades autónomas y los destinos se mostraron encantados de participar aportando atracciones que atrajeron al público, como una banda de elegantes gaiteros gallegos, una impresionante colla de castellers, una verdadera playa con tumbonas incluidas instalada por Benidorm, un espectáculo de caballos menorquines, una compañía de la tamborrada de San Sebastián, por primera vez fuera del País Vasco, murgas y comparsas del carnaval de Tenerife y, cómo no, una paella gigante.

En el festival del 2011 se expusieron las copas que ganó España como Campeona del Mundo y de Europa de fútbol. La Dirección General de la Guardia Civil nos envió un grupo de ocho guardias con sus respectivos tricornios. Cada uno de ellos hacía pareja con un Bobby y fueron objetos de miles de fotografías.
En el escenario instalado en el centro de la calle actuaron diversos grupos, algunos traídos desde España y otros formados por españoles residentes en Londres. No faltaron los espatadantzaris. La joven Ruth Lorenzo tuvo gran éxito. En algunos locales actuaron cantantes ya reconocidos como Leonor Watling. Con las escuelas de flamenco en Londres obtuvimos un récord Guinness al bailar simultáneamente sevillanas en la calle más de seiscientas personas.
El Times de Londres calificó el festival del 2006 como "Top Event Nationally" del año. La cobertura mediática fue inmensa. Desde primera hora de la mañana, la BBC informaba de que Regent Street estaba cerrada al tráfico debido al festival español. Virgin Radio retransmitió en directo el acontecimiento y aportó una banda de música. El Evening Standard, el histórico vespertino, fue el medio patrocinador del evento del que publicó un amplio reportaje con numerosas fotos.

En total, con un gasto de algo más de un millón de libras para conjunto de los participantes, obtuvimos una repercusión mediática valorada en 5 millones, es decir, lo que hubiera costado una importante campaña de publicidad y la oficina de turismo de España en Londres tuvo el privilegio de ser por un día al año socia de la Corona británica.