Diciembre agota ya sus últimos días y todo el planeta se prepara para despedir este viernes al año 2021 y recibir un 2022 en el que todo el mundo espera que vaya remitiendo la pandemia del coronavirus que se desató en marzo de 2020.
Eso sí, el año da sus últimos coletazos en medio de un momento de enorme incertidumbre por la gran explosión de contagios que ha provocado ómicron, con una sexta ola que mantiene a la ciencia en vilo. Y si bien hay expertos que se muestran optimistas, pensando que este puede ser el principio del final de la pandemia, otros se mantienen cautos, expectantes sobre cómo va a evolucionar el virus.
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No obstante, ante la falta de restricciones severas en la mayor parte de las comunidades autónomas, muchas personas continúan adelante con sus planes de reuniones y festejos para la última noche del año. En la medida de lo posible, muchas familias y grupos de amigos se juntarán para tomar las doce uvas con las que dar la bienvenida al año 2022.
Y además de las campanadas y los cotillones, una de las tradiciones más extendidas en la Nochevieja en España es la de tomar doce uvas en el paso de un mes a otro. Y aunque esta tradición se ha trasladado a otros lugares del planeta, lo cierto es que esta costumbre navideña comenzó en nuestro país. Según se dice, cada uva representa un deseo para cada uno de los doce meses del próximo año que se pide durante cada una de las campanadas que se lanzan desde la Real Casa de Correos de la Puerta del Sol de Madrid.
Las dos teorías sobre por qué se toman uvas en Nochevieja
Existen diferentes corrientes sobre los orígenes de esta tradición. Por un lado, hay una teoría que dice que la toma de uvas en Nochevieja se remonta a la Navidad de 1909. Ese año hubo una cosecha de uva muy buena y los productores decidieron intentar darle más salida vendiéndolas como 'uvas de la suerte' en paquetes separados de doce, simbolizando los doce meses del año.
Con el paso de los años, la tradición se ha ido puliendo y, hoy en día, hay mucha gente que dice que las uvas simbolizan abundancia y que cada vez que se come una hay que pedir un deseo. En total, 12 deseos para el año que entra.
No obstante, por otro, hay quienes han encontrado en periódicos de 1882 algunas menciones a esta tradición, por lo que hay quien cree que ese excedente de uvas de 1909 no hizo sino reforzar una costumbre que ya estaba asentada en nuestro país. Según la segunda teoría, en 1882, la clase burguesa solía beber champán y comer uvas durante la cena de Nochevieja.
Fue entonces cuando un grupo de madrileños de clase obrera decidieron lanzarse a la Puerta del Sol para burlarse de las altas familias comiendo uvas durante el momento de las Campanadas. Esta acción de revuelta por la distinción de clases de cara a la Navidad llevó a los chulapos a reunirse para comer uvas, como burla de la costumbre aristócrata. En la hemeroteca del 2 de enero de 1894, El Siglo Futuro incluye un artículo llamado 'Las uvas bienhechoras'.
Ese mismo día, en El Correo Militar se podía leer: "La imperecedera costumbre de comer las uvas al oír sonar la primera campanada de las doce, tenía reunidas en fraternal coloquio á infinidad de familias, y todos a coro gritaron: ¡Un año más!". Según distintas publicaciones, esta celebración provocó tanto interés que ya en 1903, la tradición había llegado hasta Tenerife, según el diario La Opinión. A partir de ahí, se fue ampliando al resto de España.
¿Por qué uvas y no otro alimento durante las Campanadas?
¿Por qué uvas? La uva es una fruta relacionada históricamente con la buena suerte, con la positividad y la espiritualidad. Por eso, tomar 12 uvas durante la entrada del año nuevo era una forma de llamar a la buena fortuna durante el salto al 1 de enero. Además, es una fruta barata de la que normalmente había mucho excedente en los cultivos.
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No solo España relaciona la noche de fin de año con un alimento. Por ejemplo, en Grecia, se cocina un gran pastel donde colocan una moneda de oro o plata que llenará de suerte el futuro de a quien le toque en su trozo, una tradición similar a la del Roscón de Reyes en nuestro país. En Italia, por otro lado es tradición comer un plato de lentejas estofadas tras las campanadas para atraer la fortuna.