Casas Reales

Fernando Fitz-James Stuart y Sofía Palazuelo: los vídeos de la boda que nadie te ha enseñado

Sofía Palazuelo, la mujer que algún día se convertirá en la duquesa de Alba, ha optado por un vestido que asombra por su sobriedad y sencillez para su boda. Ha sido su tía, Teresa Palazuelo, la que se ha encargado de crear un vestido de corte perfecto, con escote en pico y una discreta cola que arrancaba de los hombros. No ha usado, como se esperaba, ni la tiara de la Reina Eugenia de Montijo ni tampoco ninguna de las que posee la familia de su marido, el duque de Huéscar.

Un ramo de flores silvestres completaba el acertado look elegido por la bellísima novia en el día más feliz de su vida. Se trata de una boda rupturista. No ha sido organizada por Carlos Telmo, la persona que organizó con gran acierto la de la abuela del novio, sino por un equipo de organización de eventos.

El peinado era muy sencillo, un recogido bajo con un tocado confeccionado con pequeños pétalos de seda almidonada. La única concesión al lujo ha sido el maravilloso aderezo de brillantes de forma triangular que adornaba las orejas de la novia. El maquillaje no podía ser más discreto.

Como ya se anunció, no ha sido el padre de la novia, el arquitecto Fernando Palazuelo, quien ha llevado a su novia al altar. El padre de Sofía es un conocido arquitecto y promotor inmobiliario cuya fortuna es incalculable, posee la mitad del centro de Lima y tiene además negocios en Detroit.

Sofía no mantiene una relación muy fluida con él. Su padre se divorció hace muchos años de Sofía Barroso, la madre de la novia y nueva consuegra del duque de Huéscar.

La boda, celebrada en la capilla del Palacio de Liria, ha sido muy distinta a la que tuvo lugar en Sevilla cuando contrajeron matrimonio Eugenia Martínez de Irujo y Fran Rivera. La novia vistió de princesa medieval. Nada que ver tampoco con el primer enlace de la duquesa de Alba con el abuelo del novio, Luis Martínez de Irujo. Cayetana iba acompañada por su padre, que vestía uniforme de maestrante, como también hiciera Cayetano en su boda civil. Salió de Dueñas con destino a la Catedral en un coche de mulas con borlas blancas adornado a la calesera con el escudo de la Casa de Alba.

En algo sí se ha respetado la tradición, el novio se ha casado con el uniforme de la Real Maestranza de Sevilla como ya hiciera su padre. Iba del brazo de su madre, Matilde Solís, vestida con un traje azul eléctrico y mantilla oscura que recordaba a la que vistió Carmina Ordóñez en la boda de su hijo Fran con la duquesa de Montoro.

La ceremonia ha contado con la más distinguida representación de la Familia Real española después de don Felipe, doña Letizia o don Juan Carlos: la reina Sofía ha honrado con su presencia los Alba, aunque no ha accedido al palacio por el mismo lugar que otros invitados, a pie, sino en el interior de un coche.

Los invitados eran heterogéneos: banqueros como Emilio Ibarra, abogados de prestigio internacional como Joaquín Garrigues Walker, aristócratas y personalidades del mundo de la moda, como Ágatha Ruiz de la Prada, Grande de España, que sorprendió con un vestido colorista con topos sobre fondo naranja.

No hizo su entrada con Luis Miguel, su novio, sino con sus dos hijos, Tristán y Cosima, maravillosa con un traje muy torero. También eligió el naranja la escritora Carmen Posadas, amiga de la familia, quien asistió al enlace acompañada por su novio.

Entre los invitados también destacaban el otorrino Luis Fernandez Fernandez-Vega con su esposa.

El marqués de Griñón y su esposa, Esther Doña, fueron una de las parejas más elegantes. Ella eligió un tono muy audaz para su vestido con original cruce en el pecho, en verde navy.

El tocado era tan british como el de Ana Gamazo, cuyos zafiros, a juego con el color del vestido, resaltaban sus maravillosos ojos claros. Paloma Segrelles eligió un bonito traje en tonos cálidos a juego con una espectacular pamela.

Y Brianda, la sobrina más alternativa del duque de Alba, superó en originalidad a Ágatha Ruiz de la Prada con un traje inspirado en el de los arlequines y los payasos Augustos. A destacar el traje calado color vino, sexy y elegante de Esperanza Aguirre.

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