Más banderas españolas que nunca, alguna enseña catalana de las políticamente correctas, más público que ningún otro año, más vivas el Rey que de costumbre… La Fiesta Nacional del 12 de octubre ha sido esta vez un acto patriótico a favor de la unidad de España, la democracia y los valores del estado. No en vano la consigna de este año en el desfile militar era "Orgullosos de ser españoles".
Pocos han dejado de mirar, aunque fuera de reojo, hacia la esquina nordeste de la piel de toro. El presidente del Gobierno no dejaba de mirar su móvil. "No está la cosa para relajarse", nos dice la mujer de un colaborador de Rajoy. Por primera vez en mucho tiempo, el ex presidente Felipe González estaba entre los invitados. Su presencia también adquiere un significado de adhesión patriótica. Es una lástima que José María Aznar no estuviera como una piña en un acto así y en un día así. Dicen que andaba por Perú. La noche anterior Ana Botella, su mujer, estuvo en la Ópera, abriendo temporada en el Teatro Real.
La curiosidad por saber cómo vestirían Letizia y sus hijas no era en esta ocasión el tema de mayor expectación. En cambio, si se percibía especial interés por ver al Gobierno en pleno, a los políticos y presidentes autonómicos asistentes, como presencias de adhesión a la Constitución y a la normalidad democrática. Carles Puigdemont no estuvo ni se le esperaba. Tampoco la presidenta de Navarra ni el de el País Vasco.

Hasta la propia reina eligió una imagen acorde con las circunstancias, vistiendo un conjunto de traje y chaqueta azul plomo de cheviot de Felipe Varela, bordado a mano en hilo con flores en la parte inferior de la falda en el mismo tono de bordados. Una silueta años 40, con la cintura muy marcada por un cinturón, muy Christian Dior. El peinado, un recogido bajo muy elegante a juego con la solemnidad del día. Mejor que otras veces en las que eligió pantalones, aunque debió pasar calor porque se abanicó. Leonor y Sofía llegaron en un automóvil que seguía al de sus padres y por primera vez el coche llevaba la insignia de la Princesa de Asturias.

La Princesa de Asturias ha aparecido con un vestido en rojo, corte a la cintura y falda capa de Carolina Herrera de cuello redondo y sin mangas combinado con una chaqueta roja. Por su parte la Infanta Sofía ha lucido un conjunto vestido línea estampado en tweed en rojo blanco y negro, abierto por detrás con cremallera metálica firmado por la viguesa Pili Carrera, que tiene un precio de 119 euros. Lo gracioso del diseño también son bolsillos de plastrón en la parte delantera, adornados con botones dorados.
La reina siempre quiere que sus hijas vistan cada una de forma diferente para dar rienda suelta a la personalidad de cada una. Más de mil invitados esperaban a los reyes en el Palacio Real para la recepción con más expectación del momento. Informalia estará en la recepción para contar lo que ocurra.

Manuela Carmena, de azul noche, con collar de perlas de tres vueltas, compareció esta vez y saludó al Rey cuando pasaba revista a la autoridades. Llamó la atención el bolso de Cristina Cifuentes (ambién de azul, y con capa): la bandera de España con sus iniciales. Seguro que lo pone de moda como el año pasado hizo la presidenta de la Comunidad de Madrid con el paraguas rojo y gualdo. La pareja de Albert Rivera, Beatriz Tajuelo, eligió el magenta, muy a la moda.
De las ministras, a bote pronto contar que Tejerina iba extraordinariamente guapa. La más elegante tal vez fuera María Dolores de Cospedal, con la espalda y hombros al aire, muy Balenciaga. La titular de Defensa cantaba visiblemente las canciones militares ejerciendo de ministra 'castrense'. La vice presidenta Soraya se 'calzó' unos guantes de piel, parecidos a los que usa la Reina Sofía en ocasiones especiales, hasta los codos. La presidenta de Andalucía renunció al rojo, tal vez por eludir otros conflictos pasados de coincidencias protocolarias. No creemos que fuera por miedo a coincidir con un obispo, aunque fuera catalán.