Era la cena de despedida. Juan Carlos I disfrutó de la compañía de su hija mayor, Elena, antes de partir rumbo a Emiratos. Fue el sábado 30 por la noche. Ambos embarcaron en el puerto de Sanxenxo junto a Pedro Campos y su mujer, Cristina France, y disfrutaron de una velada a bordo de un barco, donde se sirvió la cena, tal y como publica El Faro de Vigo. Poco antes de partir a Abu Dabi, en su camino al aeropuerto, el padre de Felipe VI insistía en que sus deseos pasan por vivir en nuestro país. En esta cuarta visita de Juan Carlos I a España, el ex jefe del Estado va ganando peso institucional. Va ganando presencia porque foco mediático ha tenido desde el minuto uno de la primera visita. Esta es la prueba.
En la entrega de los premios de la octava edición de la regata que lleva su nombre, Juan Carlos I estuvo acompañado por Elena y también por el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda; el presidente de la Diputación de Pontevedra, Luis López; y el alcalde de Sanxenxo, Telmo Martín, entre otras autoridades. La entrega de trofeos tuvo lugar en el Real Club Náutico de Sanxenxo (RCNS), en Pontevedra.
Cena en el mar
Esta claro que la infanta Elena es su apoyo inquebrantable. La adoración es mutua. En la noche del sábado, aprovechando las altas temperaturas de un verano tardío en Sanxenxo, el emérito y su hija, tras la cena, dieron un paseo por el puerto. El antiguo jefe del Estado, que llevaba el mismo chaleco náutico que su ayudante, iba del brazo de su hija. La infanta Elena, con una sahariana de color salmón, llevaba un sombrero borsalino y un shopper bag. Se protegía el cuello con un foulard.
A primera hora de esta mañana, el rey emérito decía adiós a España. El monarca se marchaba con una gran sonrisa, saludaba desde el coche con la mano y confesaba sus deseos de volver a vivir en España, tal y como recoge Europa Press. Después cogía un avión en el aeropuerto de Peinador, en Vigo, rumbo a Abu Dabi. En esta visita, además, ha podido compartir tiempo con su hermana Margarita, sus sobrinos Alfonso y María y el hijo de esta, Carlos, ahijado del emérito. No con su hijo, don Felipe, con quien coincidió en Pontevedra. A 17 minutos de distancia estuvieron. Se evitó ese reencuentro.
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