Las cosas de palacio van despacio. Y esa marcha lenta pero segura es lo que se aprecia en cada viaje que Juan Carlos I hace a España desde que se exilió voluntariamente a la capital de Emiratos. El 3 de agosto de 2020 se hizo pública la carta que remitió a su hijo, el rey Felipe VI, para comunicarle su decisión de abandonar España e instalarse en Abu Dabi.
En su cuarta visita a nuestro país (y el suyo), el rey emérito participa en una nueva regata Sanxenxo, de una forma mucho más visible y abierta que en ocasiones anteriores, después de aquella primera estancia en mayo de 2022. La gran repercusión mediática de aquel primer regreso, sus declaraciones a la prensa, dejándose querer por la gente, puso en una situación incómoda a Zarzuela y recibió duras críticas en sectores del gobierno de colación.
En los viajes posteriores, el antiguo jefe del Estado apenas se hizo visible, ni siquiera bajó la ventanilla del coche de su amigo Pedro Campos, quien le lleva de un lado a otro, para saludar a la prensa y a sus incondicionales. Ni siquiera salió de casa de su anfitrión para almorzar o cenar en algunos de los excelentes restaurantes de la zona, como había hecho otras veces.
Sin embargo, todo ha cambiado esta semana, con detalles tan evidentes que demuestran la voluntad de su hijo Felipe de ir normalizando poco a poco la presencia de su padre en España, tratando de que nos vayamos acostumbrando a verle en España, haciendo de estas visitas algo habitual y cotidiano.
Juan Carlos I tiene 85 años. Para algunos analistas, que el emérito acabara sus días fuera de España provocaría una enorme conmoción, si bien hay quien opina que la población está más preocupada por los precios de la gasolina o el aceite de oliva, o el encarecimiento de las hipotecas.
Pero en amplios sectores, no sólo monárquicos, se considera que obligar a Juan Carlos a vivir una expatriación forzosa no es acertado. Y eso ha hecho que Zarzuela rebaje su intransigencia hacia al padre del actual Monarca y permita, por ejemplo, que su hermana la infanta Margarita, le haya visitado estos días en Galicia, acompañada de su hija María Zurita y los ahijados del emérito, el pequeño Carlitos y Alfonso Zurita, el otro hijo de doña Margarita.
El rey estuvo encantado de tener cerca a su hermana menor, ciega de nacimiento, a la que adora desde que eran niños. Los que han estado cerca de ellos cuentan que la ha tratado con mucho cariño, siempre cogidos de la mano. Doña Margarita se ha alojado con su hermano en casa de Pedro Campos para no separarse de él, mientras María Zurita, su hermano Alfonso y el pequeño Carlos se quedaron en un hotel.
Se ha comentado mucho que Felipe VI, que asistió al Foro en La Toja, estuvo este fin de semana a unos pocos kilómetros de distancia, en Sanxenxo, pero no se vieron por un supuesto "veto" del rey actual a encontrarse con su padre. "Nada menos cierto", cuentan a Informalia, desde el entorno del rey emérito.
Presencia institucional
No estaba previsto ese encuentro porque don Felipe venía con el tiempo justo y después de todo van a verse con el resto de la familia dentro de un mes en Madrid, en la fiesta privada posterior a la jura de la Constitución de la princesa Leonor. "Don Juan Carlos almorzó en el restaurante D'Berto de O'Grove, cercano a La Toja, una mesa reservada ya desde hacía un par de meses, y no había lugar para un encuentro con su hijo, ocupado en el Foro", nos explican.

Esta misma fuente añade que el malentendido de este encuentro frustrado viene de una pregunta que le hicieron desde lejos a don Juan Carlos relativa a si vería a su hijo. El antiguo jefe del Estado contestó: "Seguramente", quizá pensando en su próxima próxima cita en Madrid. "Es un señor de 85 años, con audífonos y ya bastante distraído, eso fue todo", matiza nuestra fuente.
Hay luz verde para Juan Carlos I en su último regreso a España. Este domingo preside cara al público la entrega de premios de la regata junto al presidente de la Xunta y el núcleo duro del gobierno de Galicia, algo impensable hace algunos meses. Y el día 20 de este mes de octubre, volverá de nuevo para navegar y quizá permanezca en España hasta la cita familiar en Madrid el día 31.