De la cuestión de los escoltas de Iñaki Urdangarin se ha hablado mucho, hasta el punto de que los mismos medios han publicado una cosa y la contraria. A principios de año se difundió que había comenzado el proceso para retirarle la seguridad al marido de la infanta Cristina, extremo que desmentimos tras comprobar que el yerno de don Juan Carlos seguía protegido. Ahora se rectifica y donde se dijo una cosa se afirma la otra, y se publica como gran noticia lo que ya adelantamos: nunca se le retiró.
En cualquier caso, Iñaki Urdangarin puede pedir lo que quiera o le convenga, pero no decide si debe o no tener seguridad con cargo al erario público. Son funcionarios y responsables de ministerio de Interior quienes toman esa decisión en base a baremos de riesgo, protocolos y otras variables perfectamente estudiadas y para las que se aportan informes. Si un funcionario decidiera por su cuenta, sin argumentos objetivos, mantener escoltas al ex duque de palma, incluso podría incurrir en delito por cuando hablamos de dinero público.
Contábamos a primeros del pasado mes de marzo citando fuentes de Interior, que es exclusivamente el ministerio, a través de la secretaría de Estado de Seguridad, quien evalúa los riesgos y valora si una persona debe llevar escolta o no. Nos explicaron que la decisión se aplica en cada caso en base a esas evaluaciones. "No hay ningún trámite que iniciar", aseguraban, porque "las evaluaciones son constantes, periódicas y las decisiones se aplican o no se aplican de forma inmediata y Urdangarin los tendrá mientras Interior lo considere oportuno". No hay más.
Puntualizaban las mismas fuentes que "la opinión de un escolta sobre si le gustaría seguir o no en un destino, simplemente no existe", remataban. "Un agente no decide frente a un superior seguir en un servicio del que pretenden relevarle porque esté contento o descontento", señalaban desde el ministerio de Marlaska. "Además, los turnos en la mayor parte de las ocasiones, se rotan y no hay un grupo concreto asignado mucho tiempo", aclaran. "Y el vigilado, sea quien sea, no decide si se le mantiene o no la vigilancia, que depende exclusivamente de la Secretaría de Estado de Seguridad", insiste. "Se le pregunta en ocasiones por cuestiones que sean relevantes, como si ha observado algún peligro o algo sospechoso, si por alguna razón teme por su integridad y este tipo de cosas, pero no si desea seguir teniendo escoltas o no".
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Desde el Ministerio de Interior nunca informan sobre los dispositivos por seguridad. La Ley de Secretos Oficiales ampara que no se informe de datos relativos a la Casa Real. Ni siquiera se han respondido este tipo de preguntas a parlamentarios que las han planteado en el Congreso. Y las propuestas para reformar esta ley no han sido admitidas nunca a pesar de que ha habido intentos.
El pasado 2 de febrero, en el programa de Sonsoles Ónega, en Antena 3, y en otros muchos espacios de ésta y otras cadenas, se dijo que a Iñaki Urdangarin le habían retirado sus escoltas. Hasta ese momento, la fama del personaje y su situación habían llevado a Interior a tomar la decisión de mantenerle protegido después de su paso por prisión, es decir, por su posición pública y exposición mediática, que podrían poner en riesgo su integridad física.
Por eso, el ministerio responsable de su seguridad decidió que el marido de la infanta Cristina, incluso después de haber sido apartado de la Casa Real, mantuviera sus guardaespaldas. Esa situación tampoco cambió, a criterio de la secretaría de Estado de Seguridad, después del final de su convivencia con la infanta. Sin embargo, de acuerdo con el espacio de Atresmedia, algo cambió y el 2 de febrero hicieron público que los 8.000 euros gastados cada mes por el Ministerio del Interior en proteger al cuñado de Felipe VI nos los íbamos a ahorrar.
Pero la verdad es que Iñaki Urdangarin y Ainhoa Armentia siguen vigilados, como ahora reconocen los mismos medios que dieron por buena la noticia de que le habían retirado los escoltas. Paparazzi que les suelen acompañar con cierta frecuencia en busca de esas fotografías que luego vemos en revistas como Hola, nos aseguraron que sí tienen guardaespaldas. Incluso cuando viajan a alguna de las escapadas o salen a tomar un vino por Vitoria. "Les vigilan, aunque son más discretos", nos explicaba un fotógrafo que trabaja mucho en la capital alavesa. "Yo diría que a los agentes les han indicado que sean menos visibles, que no les hagan recados como subirles la comida o que no se enfrenten a los reporteros que suelen seguir a Iñaki o Ainhoa salvo que vieran peligro para su integridad física", añadió.