El rey ya no está triste. No tanto como antes, al menos. En los últimos meses, su agenda social se ha desbordado y no solo por las salidas y viajes que ha protagonizado y en los que se ha mostrado radiante (en Sanxenxo y la isla de Wight) sino por las múltiples visitas que ha recibido en Emiratos, todas ellas muy discretas.
Han trascendido a los medios muchos (no todos) de los viajes que han llevado a cabo las infantas Elena y Cristina para ver a su padre. El último, hace apenas dos semanas. También sus nietos, tanto los Marichalar como los Urdangarin, han viajado para abrazar a su abuelo, especialmente Froilán, que desde el pasado mes de noviembre vive en Dubai, a tan solo una hora y cuarto de la casa de don Juan Carlos. Quienes no le han visitado en estos tres años han sido Felipe VI y doña Sofía, aunque sí los ha visto fuera del país en diferentes circunstancias, como el funeral de Constantino de Grecia en Atenas.

El rey, que vive en una paradisíaca mansión valorada en 11 millones de euros en la isla de Nurai, también ha recibido la visita de buenos amigos, entre ellos, el doctor Manuel Sánchez o el presidente del Real Club Náutico de Sanxenxo, Pedro Campos. Y amigas, por supuesto. Las 'entrañables' Marta Gayá, empresaria mallorquina con la que don Juan Carlos protagonizó un tórrido romance juvenil y a quien muchos califican como "el gran amor del rey", y una misteriosa mujer inglesa con la que se relacionó durante muchos años, según El Debate.
Sin embargo, ni las visitas ni las mieles del paraíso emiratí son suficientes para el emérito, que sueña con regresar a su país. Así se expresó durante su visita a la isla de Wight, donde participó en las regatas y disfrutó de la victoria del Bribón en el campeonato mundial: "¿Volver a España para quedarme? Seguro que sí".
