Juan Carlos I ha intercedido entre sus hijas, Elena y Cristina, para poner paz entre ellas. No le ha quedado otra. Todo, por esa tendencia de Victoria Federica a la fiesta, que les trae de cabeza. La influencer, de 22 años, se ha convertido en una fija de los photocalls de marcas de moda y sigue la estela de su hermano Froilán. La salida nocturna por Madrid con su prima Irene Urdangarin ha dado mucho que hablar. Tanto, que surgieron discrepancias entre sus respectivas madres. Las infantas Cristina y Elena han tenido sus más y sus menos a raíz de esta quedada veraniega, que acabó con un beso de Victoria Federica al hijo de la modelo Valeria Mazza. Juan Carlos I ha tenido que mediar. Lo publica El Confidencial Digital.
El rey emérito ha mostrado su gran disgusto por esta riña entre hermanas y ha transmitido a sus hijas su deseo de que lleguen a un buen entendimiento y que limen sus diferencias. O sea, que haya paz. Para rebajar esta sobreexposición de Vic en las redes sociales, que tanto ruido generan en la imagen de la Casa, Elena ha tenido una charla con su hija y le habría pedido que frene esa tendencia a la fiesta y a las salidas nocturnas, tal y como señala el digital.
En el polo opuesto de este gusto por la juerga se encuentra Irene, de 18 años. La benjamina de los Urdangarin-Borbón siempre se ha mantenido en un discretísimo segundo plano desde Ginebra, ciudad en la que ha fijado su residencia con su madre. Su imagen en los actos públicos, siempre tan serena y medida, contrasta con la imagen de Vic, quien comparte en sus redes su 'living la vida loca', entre viajes y eventos.