Carlos III ha desalojado de su residencia en el entorno del palacio de Windsor a Angela Kelly, quien fuera la modista y amiga de la reina Isabel II de Gran Bretaña, puesto que Camilla no quiere contar con ella a su servicio. La estilista, que ha comentado su desahucio en redes y ha generado con ello un gran revuelo en el país, ha conseguido que el monarca le conceda un nuevo hogar en el Parque Natural del Distrito de los Picos, pero con la única condición de firmar un acuerdo de confidencialidad que selle su boca sobre los secretos de la monarca fallecida y de palacio eternamente.
A Kelly estar calladita por siempre le va a pagar el alquiler. Aunque antes, y no sin polémica, ha tenido que abandonar el adorable cottage situado muy cerca del castillo de Windsor en el que residía y que le había cedido la longeva soberana, desde donde prestó durante muchos años sus servicios como estilista de la reina Isabel, fallecida el pasado 8 de septiembre.
Angela era algo más que una modista en palacio, y tenía una acceso privilegiado al mismo. Llegó a ser amiga personal de la reina, de la que conocía muchos secretos y todas sus medidas, obviamente. Kelly le asistía a la hora de elegir y ajustar modelos, coordinar los recordados colores de la vestimenta real y sus complementos.
En el afán de abaratar gastos de las residencias reales con el que ya ha destacado Carlos III desde el comienzo de su reinado, el monarca le envió a la modista de su madre algunas indirectas para que fuera haciéndose a la idea de que su casa lo iba a dejar de ser; le cambiaron las cerraduras de la pequeña mansión y dejó de tener línea en su móvil profesional, por ejemplo, tal y como ha publicado Semana.

Mudanza bajo contrato de silencio
Lógicamente, que le desahucien a una cuando lleva muchos años de servicio a una institución y viviendo en la misma casa, no es agradable. Y Kelly se ha ido ayudada por servicios de mudanza profesionales y algunos familiares, pero no se ha callado el sentir que la situación le producía. La estilista lo expresó en sus redes sociales: "Preparándome para decir adiós. Me mudo a mi nuevo hogar, al cual podré llamar 'Mi Hogar' por fin".
En otra publicación enviaba un claro mensaje que señalaba al rey, y que ha generado el consiguiente revuelo: "Soy demasiado vieja para preocuparme de quién me quiere y quién no. Tengo cosas más importantes que hacer". La situación ha hecho virar a Carlos en su decisión y agarrar las riendas del problema antes de que este se desboque.

A sus 65 años de edad, esta profesional hija de una humilde familia de Liverpool, se ha encontrado así con la oferta de trasladarse a otra bonita casa propiedad real, dentro del Parque Natural del Distrito de los Pinos, que disfrutará en usufructo con la única condición de que mantenga absoluta confidencialidad, respecto a los secretos que conoce de la institución, y de la vida privada y pública de Isabel II.
La modista ha firmado un acuerdo en este sentido que la impide hablar sobre su relación con la reina fallecida, o publicar libro alguno sobre el tema, más allá de los dos que ya publicó en su día con el beneplácito de la monarca a la que vestía. Eso sí, calladita podrá disfrutar de su nuevo hogar mientras viva. No parece mala jubilación, después de todo.
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