La imagen más esperada este sábado 6 de mayo ya ha llegado. Pasadas las dos y media de la tarde (hora londinense), Carlos III y Camilla han saludado al pueblo británico desde el balcón del Palacio de Buckingham. Momentos antes han sido coronados como rey y reina en la Abadía de Westminster.

Miles de personas se han congregado para recibir el saludo de sus nuevos reyes en este día lluvioso. No obstante, expertos han señalado desde Londres que el furor social ha sido menor que en otros acontecimientos históricos, como cuando el príncipe Harry y Meghan Markle se casaron en mayo de 2018 o cuando Londres se inundó de lágrimas por la muerte de Isabel II el pasado 8 de septiembre. 

En el balcón han estado acompañados por Guillermo de Inglaterra, Kate Middleton y sus hijos: los pequeños George (que ha sido paje de su abuelo), Charlotte y Louise. También se han asomado otros miembros de la realeza británica, como la princesa Ana y el príncipe Eduardo, hermanos del rey Carlos, así como familiares de la reina Camilla.

Sin embargo, el otro hermano del soberano, el príncipe Andrés, no ha formado parte de esta fotografía histórica. Despojado de sus títulos reales tras su vinculación con el escándalo del pedófilo Jeffrey Epstein, sí ha estado presente en la ceremonia de Westminster, aunque ocupando un segundo plano, al igual que ha ocurrido en otros acontecimientos importantes para la corona celebrados en los últimos tiempos. 

Lo mismo ha ocurrido con Harry, que ha viajado hasta Londres sin la compañía de Meghan, que se ha quedado en Estados Unidos junto a sus hijos, Archie y Lilibet Diana. El duque de Sussex, que publicó sus demoledoras memorias el pasado mes de enero, ha estado presente en la ceremonia, pero no ha salido al balcón junto a su familia. Ha llegado a Londres este mismo sábado y está previsto que regrese hoy mismo, pues este 6 de mayo su hijo mayor celebra su cuarto cumpleaños.

Tras un primer saludo acompañados por sus familiares, Carlos III y Camilla Parker Bowles han vuelto a salir al balcón, esta vez solos, para terminar de contentar a su pueblo.

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