Decía esta semana Pilar Eyre en su exclusiva semanal sobre los Borbones que los Reyes discuten en casa, o sea, en Zarzuela, y hasta gritan y dan portazos por culpa de sus hijas. Va más allá la columnista: asegura que se las han tenido muchas veces y que no han consumado el divorcio porque doña Letizia perdería a sus hijas debido al contrato matrimonial que firmó.
De ser cierta al menos la parte referida a que no están de acuerdo en todo sobre la educación de sus hijas, eso les acercaría al pueblo llano más que mil apretones de mano o que hacerse fotos tocando flamenquito en Cádiz porque no se conoce matrimonio (19 años) con hijos al que no le haya sucedido algo así. Pero la ocurrente periodista no ofrece prueba, documento ni testimonio que sostenga su relato, ni se apoya en fuentes identificables. Creer lo que dice es un acto de fe. Tampoco podemos negarlo y ya sabemos que los Reyes no se molestan en desmentir nada de lo que se publica, cosa que también sabe la artífice del chascarrillo. Eyre es una consumada especialista en mezclar ficción y realidad. No en vano fue finalista del Premio Planeta en 2014 con su novela Mi Color Favorito es Verte, una entretenida historia autobiográfica que narra el amor de madurez de la periodista con un reportero de guerra. El cuento de las peleas palaciegas que publicaba este miércoles la autora de media docena de libros sobre los Borbones se refiere a las supuestas fuertes discrepancias entre doña Letizia y Don Felipe ante la decisión tomada por la Corona y el Gobierno de que la princesa Leonor reciba instrucción militar y pase los próximos tres años de su vida. Sostiene Pilar Eyre que la Reina votó en contra de que su primogénita empuñe las armas pero el Monarca, apoyado por el Ejecutivo, que tiene voz y voto en la materia por Ley, antepuso una vez más el interés de España y de la Corona a las opiniones de la madre de la Heredera. Añadimos a todo "siempre según Pilar Eyre".
Luego, la articulista barcelonesa añade que llegó a extremos casi violentos el desencuentro de los Reyes a causa de la hoja de ruta diseñada para convertir a la princesa de Asturias en Capitana General de nuestras Fuerzas Armadas cuando, como está previsto, suceda a su padre en la Jefatura del Estado.
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Con el máximo respeto para Pilar Eyre, y sin ser descreídos, hemos examinado la aparición de los Reyes juntos en Cádiz y se les ve muy compenetrados. No podemos asegurar que Eyre mienta (un reloj parado acierta la hora dos veces al día) pero no es fácil tener una exclusiva de las interioridades de Zarzuela o sus habitantes cada quince días, y ella la tiene, aunque no suele aportar pruebas. Lo más parecido a un desmentido que vamos a encontrar es la aparición de la Reina y su regio marido tan cercanos y divertidos como para hacerse virales y aparecer aflamencados en las portadas de los periódicos. Siempre se puede emprender una huida hacia adelante y argumentar que todos los movimientos en público de los Reyes están medidos, son protocolo en estado puro y ser tachados de postureo. Pero, hasta donde sabemos, no hay prueba alguna de las presuntas discusiones.

El rey estuvo acompañado por Letizia cuando tocó este lunes el cajón junto a otros intérpretes en el concierto callejero frente al Gran Teatro Falla de la capital gaditana. "¡Tenemos al primer rey cajonero!", le dijo el percusionista Guillermo García, El Guille.

Esa fue la anécdota que ha llevado a los medios y a las redes a girar la vista hacia el Congreso Internacional de la Lengua Española. Y ése es precisamente el logro y la misión del Monarca y su esposa. Otra cosa es que lo oficial sea menos divertido que la ciencia ficción y que nos guste entretenernos con el cotilleo, cierto o no, y disfrutar del tangai, como dicen en Cádiz, o sea del jolgorio, como hicieron este lunes los Reyes, juntos, sonrientes, cercanos y divertidos.