El príncipe Andrés no dejará Royal Lodge, la mansión en la que reside en Windsor Great Park. El hijo de Isabel II considera que ha invertido mucho de su propio dinero en el mantenimiento de esta casa y por tanto "no hay posibilidad" de que se plantee marcharse.
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Así lo confirman fuentes cercanas al duque de York a The Mirror. La mansión en cuestión es propiedad de la Familia Real británica y tiene un valor de 30 millones de libras, casi 34 millones de euros. Hasta 2002 fue la residencia oficial de su abuela, la reina madre.

En 2004, Andrés se mudó allí con su ex mujer, Sarah Ferguson, con la que tiene muy buena relación, y sus hijas, Eugenia y Beatriz de York, con un acuerdo de alquiler por 75 años, por el que pagó un total de un millón de libras. Entonces, se estableció que pagaría de su bolsillo las reformas necesarias de la propiedad. No obstante, tras la decisión de su hermano Carlos III de recortarle su salario anual a partir de abril, se esperaba que abandonase la casa este verano porque no podría asumir los costos de funcionamiento de la inmensa propiedad: tiene 40 hectáreas, 30 habitaciones, una piscina, capilla propia y hasta una casa separada para el personal de servicio.

Según el citado medio, el propio Andrés le había dicho a su familia que está financieramente seguro para asumir cualquier gasto. Algo que dudan los tabloides británicos por el millonario desembolso que tuvo que realizar a Virginia Giuffre, quien le acusó de abuso sexual. No obstante, publicaciones como The Sun creen que Andrés recibió una importante suma de dinero del testamento de su madre tras su fallecimiento el pasado mes de septiembre.

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