Vivimos en la cultura de la marca personal. En el yo entendido como una empresa y en el relato de nuestras vivencias como producto estrella, como un modo de ganarse la vida. Ya sea en forma de libro de memorias, serie de Netflix o podcast de Spotify... Es la estrategia de marketing que han llevado a cabo el príncipe Harry y su mujer Meghan Markle. Contarlo todo a cambio de un cheque. Los acuerdos económicos suenan estratosféricos. Algunos medios hablan de 134 millones de dólares (122 millones de euros) desde que oficializaron el Meghix, se marcharon de Londres y se instalaron en EE UU.
Harry y Meghan han creado su propia marca personal. Han trabajado en la construcción de una imagen pública y viven de ella. En esa imagen están su título, el de duques de Sussex (que no sueltan); la familia Windsor, de la que reniegan; y la institución monárquica, que han dejado atrás. Sin embargo, viven de todo ello y de todo lo que representa. ¿Dónde queda la coherencia?
Su campaña de marketing
Crear la marca personal era el primer paso. Los duques de Sussex, dentro de la institución, eran unos miembros más de la familia. Sin embargo, fuera de ella han fortalecido esa imagen, han tomado el control de sus acciones, han dirigido su propia campaña de marketing y han decidido cuándo, dónde y cómo quieren exponerse. Desde el estreno de la serie de Netflix y el lanzamiento de En la sombra (Spare), la visibilidad de los duques es como una apisonadora mediática si lo comparamos con su etapa pre Megxit.

La marca del matrimonio es Sussex y tal vez por eso no quieren renunciar al título. Según la iebschool, expertos en marketing digital, para crear una marca personal, debemos parecer lo que somos y ser lo que parecemos. Que haya una coherencia. Entre las soft skills que se requiere figuran: tener un pensamiento crítico y analizar la información; tener capacidad de autogestión y liderazgo. Es decir, generar confianza en el entorno como parte importante para ganar influencia social.
Esto de vender las vivencias privadas afianza mucho la imagen de marca. De hecho, es su producto estrella. Han conseguido capitalizarlo y viven de ello. Puede ser rentabilísimo, tal y como lo vienen demostrando los Sussex (134 millones de dólares). Pero esta estrategia tiene aristas. El impacto que puede causar en la opinión pública airear la vida de los demás: de Carlos III, de Camilla, de Guillermo, de Kate Middleton...
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Si los duques de Sussex tuvieran un perfil en la red profesional de LinkedIn, ¿qué reflejarían en sus soft kills? La coherencia, no. Autogestión y liderazgo, sí. Desde luego líderes son. Personifican el drama, el victimismo y el egocentrismo.
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