Esta vez el don Juan Carlos no ha regresado solo a su destierro de Abu Dabi: su nieta Victoria Federica viajó directamente al Golfo Pérsico desde Atenas, y se encuentra allí junto con su madre y Froilán.
La reunión familiar que todos hemos visto estos días, con ocasión del último adiós a Constantino de Grecia, ha servido para ver juntos a los Borbones y observar escenas de cariño y buen entendimiento. El cariñoso gesto de Felipe VI hacia el Emérito, con beso y abrazo, fue sin duda la imagen más ilustrativa, porque aporta una visión real de la relación entre padre e hijo, distinta a la distancia institucional que exhiben en público el jefe del Estado y su padre, tras los escándalos que acabaron con don Juan Carlos residiendo fuera de España.



También vimos la cercanía de doña Letizia hacia su suegra, consolando el dolor de doña Sofía tras haber perdido a su hermano pequeño. Lo mismo ocurrió entre nuestra Reina y Marie Chantal, la nuera del fallecido, quien atacó públicamente a la esposa de Felipe VI tras el famosos rifirrafe de la consorte con la reina emérita en la catedral de Palma en aquella inolvidable misa de Pascua.

La asistencia de las hijas de los reyes eméritos y todos sus hijos a las exequias ha completado la fotografía de la paz, o al menos de una tregua: es cada vez más infrecuente ver juntas a las infantas Elena y Cristina con su hermano y su mujer. Lo mismo ha ocurrido con los hijos de Urdangarin, todos ellos con comportamientos ejemplares, y con los de Jaime de Marichalar, cuyas apariciones en prensa tiene más que ver a menudo con juergas nocturnas u otros sucesos; o , en el caso de Victoria Federica, en las portadas de las revistas o asistiendo a actos públicas relacionados con la moda o el faranduleo, donde ha encontrado un medio de vida que poco tiene que ver con los deseos de sus padres de cómo ha de ganarse el pan su hija pequeña.

Pax borbónica o tregua familiar
Pero tras este paréntesis gobernado por la pax borbónica, bajo el manto negro del luto y la tristeza, la diáspora de los Borbones se repite y cada uno vuelve a sus quehaceres. La reina Sofía sigue en Grecia, arreglando cuestiones familiares junto a su hermana Irene y su cuñada, la viuda, Ana María, aunque está prevista su llegada a España para instalarse de nuevo en Zarzuela desde mañana sábado. El Rey regresó antes para cumplir con su papel institucional, igual que doña Letizia, que visitan e inauguran Fitur, por ejemplo.
En el caso de los Urdangarin, Cristina regresa a Ginebra con Irene, donde la joven retoma sus estudios, y los hijos hacen lo propio con su vida: jugar al balonmano en Barcelona, etc. En el caso de doña Elena y los niños Marichalar sus quehaceres son otros. Doña Elena tiene un papel menos institucional, apenas asume compromisos públicos desde que no forma parte formalmente de la Familia Real, y tiene tiempo para viajar. Lo mismo parece ocurrir con Froilán y Victoria Federica. El primero, como había adelantado Lecturas, se volvía a Abu Dabi una temporada, parece ser que por algunas cuestiones relacionadas con un stage o para trabajar en la zona, si bien algunos periodistas como Mariángel Alcázar, corresponsal en Casa Real de La Vanguardia, matizan que no es que se vaya a vivir con su abuelo sino que pasará algún tiempo allí y tal vez siga sus estudios a distancia o teletrabaje.



La gran sorpresa no es que Elena esté allí, ayudando a su hijo a instalarse en su nuevo destino, sino que les acompañe Victoria Federica, quien se supone que no dedica demasiado tiempo a sus estudios, al menos no de forma presencial, dada la colosal cantidad de viajes que exhibe en sus Redes Sociales o que recogemos los medios a menudo.
Pues bien, la hija de Jaime de Marichalar también viajó desde Atenas a Abu Dabi, igual que su madre o su hermano. No sabemos si se trata de una visita breve, para pasar más tiempo con su abuelo materno, o porque también espera pasar allí una temporada para diluir en cierta medida el calentón mediático que protagoniza y bajar el suflé de su arrolladora fama, un tanto pasada de vueltas.
¿Regreso de don Juan Carlos a España?
Nada indica que Victoria Federica vaya a fijar su residencia en el país árabe; tampoco su hermano, ni la Infanta Elena, por lo que entendemos que esta triple visita tiene más que ver con el deseo de pasar unos días con don Juan Carlos, de quien se rumorea que podría regresar en febrero a España, acaso en una nueva visita, tras las supuestas conversaciones entre Felipe VI y Moncloa para facilitar esta vuelta, aunque sea bajo ciertas condiciones, como no residir en Zarzuela y no hacer exhibiciones tan ostentosas como la que vimos en Sanxenxo a principios del pasado verano.
Se da por hecho que don Juan Carlos I desea volver a España y echa de menos su patria; y formalmente puede hacerlo cuando quiera y tiene el derecho de hacerlo; otra cosa es que quiera el permiso explícito de su hijo, de acuerdo con el Gobierno, para regresar. Todo el mundo teme que, a sus 85 años, un ex jefe de Estado, piloto de la Transición, pudiera fallecer a miles de kilómetros de su país. Su presencia no resultará cómoda para una parte de la opinión pública, por mucho que sus cuitas con la Justicia han terminado, si exceptuamos la causa que tiene abierta en Londres por las denuncias de acoso de Corinna, pero sería un error de gran magnitud permitir que le pasara algo grave lejos de España. Tal vez Elena, Froilán y Victoria Federica estén allí ayudando al abuelo a recoger sus cosas.