La pelea callejera con navajas incluidas en la que se vio involucrado Felipe Juan Froilán, sobrino del rey Felipe VI, el pasado 25 de noviembre está llena de matices, a cual más escandaloso, que poco a poco van conociéndose. El hijo de la infanta Elena se enfrentó aquel día a todo lo que se movía, incluidos los escoltas de los que dispone para su seguridad. Estos, al tratar de defenderle, se encontraron con la resistencia de Froilán, que rechazó su ayuda y les espetó con arrogancia: "Déjame. Yo sé lo que hago".
La multitudinaria pelea tuvo lugar a las puertas de la discoteca Vandido, situada en el número 79 de la calle Goya, en la que uno de los amigos del hermano de Victoria Federica sufrió una herida de arma blanca de 2,5 centímetros, por la que tuvo que acudir, acompañado de Froilán, a un hospital para recibir asistencia médica.
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El equipo de dos escoltas que suelen acompañar al nieto del rey emérito, al ver que la pelea se tornaba peligrosa y que Froilán corría peligro, quiso intervenir para intentar alejarle del lugar. El sobrino del rey evitó seguir sus instrucciones y rechazó la ayuda.

La bronca entre dos grupos de jóvenes, entre los que se encontraban Froilán e Isabel Mateos Pérez-Íñigo, conocida por ser amiga del Pequeño Nicolás, se produjo por desavenencuias a la hora de dirimir la culpabilidad de los desperfectos producidos en un coche.
Uno de los presentes llamó a la Policía que identificó, entre otros jóvenes, al sobrino real. La Policía Nacional ha abierto diligencias por un delito de peleas, que tiene penas de hasta un año de cárcel. Por el momento continúa el pertinente proceso judicial, sin que se haya podido confirmar si "Pipe", como le llamaban de pequeño, está involucrado.

Escoltas a cargo del erario público
Aunque Froilán no cuenta con un equipo de escoltas fijo que esté a su disposición, siempre tiene a dos personas de Casa Real encargados de la contravigilancia, que están pendientes de seguir todos sus pasos. Y si el joven viaja por el resto de España, esas dos personas pueden pedir ayuda a través del Ministerio del Interior para que la Guardia Civil o la Policía Nacional apoyen al sobrino del Rey en todo lo que necesite. El presupuesto para este operativo sale del bolsillo de todos los españoles a través de los impuestos.
Según publica Monarquía Confidencial, esta no es la primera vez que el nieto de la reina Sofía rechaza la ayuda de sus escoltas cuando se ha visto metido en problemas. A pesar de ser miembro de la familia real y ostentar el cuarto lugar en la línea de sucesión al trono, su comportamiento desde que cumplió la mayoría de edad es errático y muchas veces, inadecuado.

Felipe Juan Froilán de Marichalar y Borbón no tiene trabajo ni se está formanado, le gusta ir de fiesta, suele adoptar actitudes arrogantes y chulescas que le terminan metiendo en líos, y que en más de una ocasión han acabado con la paciencia de sus escoltas. Este es el caso, por ejemplo, del asalto a una villa de Ibiza en la que se vio involucrado el pasado verano, o la reyerta barriobajera con navajas que ha puesto de manifiesto el inadecuado comportamiento del hijo de la infanta Elena.
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