Cuando hay niños en casa, la Navidad siempre es más especial e intensa. Eso es lo que Charlene de Mónaco y el príncipe Alberto II han demostrado con la extraordinaria decoración elegida para el palacio de Grimaldi durante estas fiestas. Para asombro y disfrute de sus hijos, los pequeños príncipes mellizos Jacques y Gabriella, y de todos los niños del principado que han sido invitados a palacio, el patio central del edificio se ha transformado en un mundo de hielo y fantasía.


La visita incluía la recogida de juguetes y dulces para los más pequeños, que se mostraban encantados con la sorpresa de la decoración. El patio se había transformado en un pequeño rincón del Polo Norte con conejos, renos, pingüinos, osos polares y muchísimos árboles de Navidad.

Charlene ha disfrutado especialmente de esta jornada con sus hijos y el resto de los niños y las niñas del país, tras haberlo pasado muy mal debido a la grave infección de oídos, garganta y nariz que sufrió mientras se encontraba en Sudáfrica.

En recientes declaraciones a medios monegascos, la esposa del príncipe Alberto II afirmó que "se encuentra mucho mejor y con muchos menos dolores", lo que le ha permitido retomar poco a poco su vida pública acompañando a su marido, aunque, para ella "su familia es su pilar", aseguró.
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