A medida que se van publicando nuevos episodios del podcast de Corinna Larsen, en los que desvela su versión de la relación con el rey Juan Carlos, las críticas contra la empresaria alemana aumentan en redes sociales y en boca de personajes conocidos y periodistas mediáticos en los platós de televisión. Se ha llegado a calificar a la amante del antiguo monarca de "ambiciosa sin límites", "calculadora" y "fría", cuando no de poco menos que de prostituta, embaucadora y ahora "vengativa y sin escrúpulos", "buscando incluso hundir a la monarquía".
Da la impresión de que se trata de una campaña contagiosa, en la que el anterior jefe del estado es una víctima de la profunda maldad de una mujer sin escrúpulos. Una trampa en la que el rey cayó sin darse cuenta, ciego de amor.
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Sin embargo, a veces hay quien justifica o admira a la famosa alemana. El escritor presentador y guionista Boris Izaguirre acaba de afirmar que, "Corinna es una gran mujer, que no sabemos entender y a la que nunca agradeceremos bastante lo que ha hecho por nuestro reino", dice. "Nos ha permitido conocer cómo era el rey emérito. Al estar dentro, ella nos cuenta lo que ocurría allí", dice el venezolano.
Entre los fake news que se difunden estos días, se aseguraba que al regreso de Bostwana, en el avión privado que traía a don Juan Carlos accidentado junto a la alemana, su hijo y el ex marido de ella, Philip Atkins, los servicios secretos del CNI se acercaron al aparato en el aeropuerto de Torrejón y le exigieron a Corinna que no se bajara y se fuera de España.

Ella ha reaccionado a este bulo con su versión de lo ocurrido: "Es absolutamente incierto. Nadie se acercó al avión ordenando que dejara el país. Nadie me echó de España. Como era un vuelo largo y complicado, mi ex marido, mi hijo y yo nos fuimos al hotel Villamagna a pasar la noche. Al día siguiente, Philip voló a Londres y mi hijo y yo seguimos viaje a Suiza. Esa es la verdad de la historia".