Solamente le faltó pedir a los periodistas que se inclinaran a su paso. Nunca habíamos visto tan enfadada a la infanta Elena con los reporteros. Se encaró con ellos, y cuando se dirigieron a ella como Elena, respondió airada, "doña Elena", exigiendo un tratamiento que se aleje del populismo y la normalidad.
Lea también: Exclusiva: Victoria de Marichalar firma un contrato millonario como icono publicitario de moda
La hija de los reyes eméritos, dicen, sufre por el exilio de su padre y los problemas con sus dos hijos. Todo ello le crea una ansiedad fuera de lo normal. Y por eso se sulfura tanto. La primogénita de Juan Carlos I dijo "yo ya estoy acabada", ante los micrófonos de los reporteros.

Como ya adelantamos, el jueves se reencontró en el cumpleaños de Ira de Furstenberg en el palacio de Liria con su ex marido, Jaime de Marichalar, y se ignoraron totalmente el uno al otro. No hubo ni un simple saludo, como ya ha contado Informalia. Mutis total, carencia de afectos amistosos.
Las circunstancias de la vida, la situación de su padre y la etapa tan dura vivida por su hermana Cristina, tras su ruptura con Iñaki Urdangarin, le pasan factura. Quiere mucho a su progenitor y a su hermana, sus problemas los hace suyos y se implica demasiado. No puede evitarlo.

De ahí que le importune cualquiera, en este caso la Prensa, sometiéndole a un interrogatorio callejero sobre su familia. Pero Elena, perdón, doña Elena, debería cuidar las formas y no demostrar en público tanta irascibilidad. Por el bien de la Monarquía. Y porque aunque ya no sea Familia Real sigue llevando escoltas que pagamos todos con dinero público.