Es el hijo menos mediático de Isabel II, fallecida este jueves 8 de septiembre a los 96 años. No obstante, al mismo tiempo, el más unido a su madre. De los hijos varones de la reina, Eduardo, conde de Wessex, es el único que no se ha divorciado, lleva casado 22 años con Sophie Rhys-Jones y, dicen, es confidente y "confesor" de su progenitora.
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La soberana, de cuya salud está pendiente el mundo entero, ve en Eduardo al ejemplo de hijo que sus hermanos, Carlos y Andrés, que no han sabido ser por los escándalos que han marcado sus vidas.
Por eso, Isabel II ha delegado en el conde de Wessex para que la represente en numerosos actos institucionales. En el caso de su nuera Sophie, también cuenta con el total beneplácito de su suegra. La esposa de Eduardo es una mujer muy vinculada a temas solidarios y benéficos, curiosamente, al principio de su relación con su entonces novio, se filtró una información que la vinculaba con comentarios muy desagradables sobre la Monarquía británica, lo que le trajo graves críticas y una seria reprimenda de su familia política. Pero las aguas volvieron a su cauce con el paso del tiempo y hoy su relación con la reina es inmejorable.

En el momento en que su madre fallezca y ocupe el trono su hermano Carlos, Eduardo recibirá uno de los títulos más significativos de su familia, el de Duque de Edimburgo, que perteneció a su padre. Así lo decidieron este último y su regia esposa Isabel en 1999, cuando su hijo menor contrajo matrimonio con Sophie.

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