21 meses han transcurrido desde que don Juan Carlos abandonó La Zarzuela (Madrid) para instalarse en Abu Dabi. Este lunes 23 de mayo ha regresado al palacio para reencontrarse con su hijo, Felipe VI, su esposa, doña Sofía, y "otros miembros de la familia". A las 10:05 hacía su llegada al recinto, con la ventanilla del coche bajada y agitando la mano a modo de saludo.
Este encuentro -familiar y del ámbito privado-, tal y como ha señalado la Casa del Rey, está situado en las antípodas de la exposición mediática que Juan Carlos I ha mantenido en Sanxenxo. Tres días que hemos podido seguir casi en directo cada paso que ha dado en el puerto, cada escalón del espigón que ha bajado y cada vez que se ha subido al Bribón. Frente a esta exhibición ante los medios se sitúa la reunión de Zarzuela. Sin prensa, sin cámaras y sin formato conocido: no sabemos quiénes están presentes ni cuánto tiempo va a durar ni si vamos a tener imágenes. (En la foto inferior, en el Aeropuerto Internacional de Vigo-Peinador, antes de coger el avión con destino a Madrid este lunes 23).
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Pocas frases nos ha dejado este fin de semana largo en Sanxenxo: un primer saludo en plan "estoy muy bien", a su llegada al puerto; y "ahí voy, ahí voy", minutos antes de salir a regatear con el Bribón. Pero hay otras palabras que han tenido mucho más alcance porque las ha pronunciado cuando los compañeros de prensa que estaban allí, a pie de puerto, le han preguntado por su encuentro de este lunes 23 con su hijo. Entonces, el emérito ha deslizado un discreto "muchos abrazos y ver a la familia", que suena a mensaje genérico, sin mojarse. Y la última sentencia, que ha sido rotunda: "¿Explicaciones de qué?", cuando le han cuestionado la posibilidad de dar explicaciones a su hijo.
Desde el jueves 19 hasta el domingo 22 ha permanecido en la localidad pontevedresa. Tres días para disfrutar del mar. Al final, la fotografía del emérito navegando es la imagen del inmenso ruido informativo que ha generado su visita a la ría gallega. El Club Náutico, convertido en un estadio de fútbol y la retransmisión de su llegada como si fuera un espectáculo deportivo.

Ni el tiempo inestable ni la falta de viento ni el sol de justicia le han estropeado su momento. El ex jefe del Estado había ido a Sanxenxo para disfrutar de las regatas y es lo que ha hecho. La vela es su pasión y el mar también. Cercano, popular, pletórico, de muy buen humor y "muy contento". Así se ha mostrado este fin de semana largo en Galicia. Ahora que está en Madrid, la cuestión se centra en la privacidad de esa reunión con el jefe del Estado y por qué este encuentro se ha producido al final de este tour en vez de al principio (que era lo esperado).
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