La reina Isabel II sigue siendo una estrella en Buckingham. Es la gran protagonista de los Windsor. Ninguno de sus hijos le hace sombra. Sus históricas siete décadas en el Trono (que ahora celebra), sumadas a sus 96 años, le han convertido en una figura insustituible del siglo pasado y de este y en un icono para Reino Unido, Europa y el mundo. Precisamente a la sombra de Isabel se sitúa su hijo primogénito, el príncipe de Gales. Que Carlos sea su heredero es solo un hecho circunstancial (le viene dado), como también lo es su popularidad (que no le viene dada, se la tiene que ganar). Los datos de una encuesta, de finales de abril, del grupo antimonárquico Republic arrojan como conclusión que la monarquía británica se enfrenta a un horizonte de futuro con un "enorme problema" de popularidad.
Vale que la encuesta ha sido encargada por un grupo republicano, pero los datos son los datos: tres de cada cinco adultos en Reino Unido apoyan a la institución. Graham Smith, portavoz de Republic, ha calificado los resultados del apoyo a la corona de una manera muy gráfica: "Como pinchazo lento", ha declarado en el Daily Express. Y ha agregado en el rotativo que "hace solo diez años, los monárquicos se jactaban de que las tres cuartas partes de la población apoyaban a la realeza, ahora el apoyo es del 60%". Smith ha rematado que esto plantea un "gran problema para la realeza" en los próximos años.
El pasado marzo, una encuesta de Ipsos medía el índice de simpatía de la familia real. Tras haber superado el Covid en febrero, la reina, en el corazón de los británicos, se mantenía en lo más alto de este ránking de popularidad, con un 69% de votos favorables y un 12% de votos desfavorables.

Tras la soberana, estaban su nieto Guillermo (con 64% de votos positivos, frente a 13% de votos negativos); y Kate (que acumulaba un 60% de calificaciones positivas, frente a un 13% negativas). Los duques de Cambridge, en la segunda y tercera posición de esta lista, daban el sorpasso a Carlos y su mujer, que son los llamados a ocupar el trono después de la reina. El príncipe de Gales recibía un 43% de votos favorables (y un 25% desfavorables).
El impacto del Megxit
Flaco favor le ha hecho a la institución el Megxit. Los duques dejaron en 2020 de formar parte de la familia real y abandonaron Londres. En 2021 las devastadoras revelaciones de Meghan a Oprah Winfrey, sus ideas suicidas y el comentario racista que sufrió acerca del tono de piel de su bebé, Archie, conmocionaron la opinión pública. Isabel II tuvo que romper entonces la cultura del silencio de Buckingham y responder a las graves acusaciones. Después se descubrió que Carlos estaba detrás de ese nefasto comentario. Hasta Guillermo también salió en su defensa hablando de la falta de tacto de su padre.
La erosión del caso Epstein
El caso Epstein de tráfico sexual de menores también ha erosionado la institución. La imagen pública del príncipe Andrés sigue dañada, pese al mensaje de perdón y rehabilitación que lanzó su madre en el funeral por Felipe de Edimburgo, dejándole caminar a su lado. El duque York, invisible y apartado, sin agenda, sin títulos ni reconocimientos, ha sido la imagen de la derrota durante todo el proceso del caso Virginia Giuffre, la mujer que le demandó tras haberle acusado de sufrir abusos sexuales cuando ella una menor. El acuerdo extrajudicial que firmó con la demandante, previa donación de 14 millones de euros, según estimaciones, solo avivó la polémica.
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