El pasado lunes los lectores de Informalia conocieron antes que nadie la noticia: habíamos localizado por fin a la infanta Cristina después de adelantar aquel martes 18 de enero que Iñaki Urdangarín había sido pillado en actitud cariñosa paseando con una mujer que no era la suya, un día antes de que se publicaran las imágenes que confirmaron la primicia.
Igual que en aquella ocasión, dos días después de que este portal adelantara la reunión de la infanta con su padre en Abu Dabi, unas imágenes, en esta ocasión compradas y publicadas por la revista Hola, de nuevo confirman nuestra primicia: Cristina no viajó el fin de semana a Barcelona para ver a su hijo Pablo jugando al balonmano (su equipo jugó y ganó en Ibiza el domingo), como habían especulado algunos medios, si no a Abu Dabi, donde quería encontrarse cara a cara con su padre después de que se hiciera público y más que notorio que Iñaki Urdangarin tenía una relación especial con Ainoha Armentia, una compañera del despacho donde trabaja en Vitoria.
Exclusiva: La infanta Cristina visitó a su padre en Abu Dabi este fin de semana para hablar de su divorcio https://t.co/I62e3BEOZj
— Informalia (@Informalia) February 7, 2022
Aún lleva el anillo de casada
Cristina estaba en Abu Dabi, no en Cataluña. La infanta suspendió súbitamente el viaje previsto inicialmente para enero. Pero quería reunirse con don Juan Carlos, y más desde que fue sorprendida por la noticia de que su marido estaba con otra, lo cual lógicamente trastocó su vida y sus planes.
En Ginebra, sin salir de su piso excepto para trabajar, solo quería ver a sus hijos y a algunos miembros de su familia. También habló mucho por teléfono y después cara a cara en Suiza con su marido antes de emitir el escueto y poco esclarecedor comunicado que todos conocemos.
El abrazo de don Juan Carlos
Pero sobre todo la infanta quería ver al emérito en persona, hablar con él, salir del frío ginebrino y sentirse libre, sin una procesión de fotógrafos rastreando las calles la ciudad donde reside, sentir la caricia del sol de la península arábiga, el lujo que rodea a don Juan Carlos y por encima de todo la calidez del afecto paterno, del afecto de alguien que la quiera. La casa de don Juan Carlos está en un verdadero oasis, cuenta con salones orientados al mar, terraza, piscina infinita, gran parcela y acceso directo a la playa privada entre palmerales.
En ese contexto, el abrazo y el consejo los obtuvo Cristina por fin este fin de semana. Doña Cristina viajó a Emiratos Árabes Unidos el 3 de febrero y llegó al aeropuerto de Abu Dabi, a las diez de la noche. Las fuentes que nos permitieron adelantar en primicia esta noticia el pasado lunes, dos días antes de que una revista confirmara con imágenes la información, aseguran que acudieron al menos dos coches al aeródromo para recoger a pie de avión a la hermana de Felipe VI. Ahí se pierde la pista hasta que paparazzi de la agencia que ha vendido las imágenes a Hola la localiza y fotografía a su regreso a Zúrich.

El semanario especula, citando a los fotógrafos que les vendieron el material, con que "la infanta pudo trasladarse desde el puerto deportivo de Yas Marina en helicóptero o en barco hasta la casa de su padre". Puede ser, porque éste es el modo de transporte más utilizado, y la isla está solo a 15 minutos de la costa. La infanta estuvo durante toda su breve estancia en Nurai, en la villa en la que vive don Juan Carlos, disfrutando de total privacidad, a salvo de cámaras.
Por supuesto, no han trascendido las conversaciones entre la infanta y su padre pero, a falta de que los hechos y las decisiones que vayamos conociendo nos indiquen qué le dijo don Juan Carlos, una pista pueden ser las imágenes publicadas este miércoles: la vemos, triste.
Interrupción de la relación matrimonial
La "interrupción de la relación matrimonial", el primer paso cara al público de la infanta y su marido, después del escándalo de las fotos del ex jugador de balonmano con su compañera de trabajo, fue seguida de un paréntesis de silencio y especulaciones y del desconcierto producido por las palabras del abogado habitual de Urdangarín. Mario Pascual Vives aseguraba hace unos días que quizá no se trataba una ruptura definitiva y que la infanta y su marido podrían estar dándose un tiempo de reflexión.
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El caso es que nada se ha sabido con certeza hasta el momento sobre la situación de este matrimonio, aunque todo parece indicar que Urdangarín y Ainoha Armentia no han vuelto a estar juntos fuera del trabajo.

Nuestra información es que la Cristina de Borbón ha viajado este fin de semana a Abu Dabi para hablar con su padre, sola, sin su hermana Elena. Aunque algunos medios dicen que viajó, lo cierto es que si estaba no ha sido fotografiada.

La infanta también tenía que hablar con su padre de las condiciones económicas de ella y sus hijos en caso de divorcio. Es posible que teniendo la infanta una situación financiera infinitamente superior a la de su marido sea ella quien deba pasarle una manutención.
Escoltas
Otro tema importante que pudo tratar Cristina con el rey emérito es el de los escoltas de sus hijos para protegerles del acoso de la prensa. No todos los chicos varones de Cristina tienen la templanza de Pablo Urdangarín cuando los periodistas le preguntan por el tema familiar. Uno de sus hermanos necesita tratamiento sicológico para enfrentarse a los reporteros, algo que preocupa mucho a toda la familia. La infanta exige protección para sus hijos, apoyándose en que tiene derecho a ello porque todavía está en la línea de sucesión, su lugar es el sexto. Y aunque perdió el título de duquesa de Palma y fue apartada de toda actividad oficial cuando se vio salpicada por el caso Nóos, nunca quiso renunciar a su sitio como heredera a la Corona, como le pidió su hermano el rey Felipe, secundado por los consejeros del monarca en Zarzuela.

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