Charlene de Mónaco ya está de vuelta en el Principado tras más de medio año sin poder salir de Sudáfrica por los problemas de salud que ha sufrido a causa de una grave infección. Tras un largo viaje de diez horas, la princesa ya ha abrazado este lunes a su marido, el príncipe Alberto, y a sus dos hijos, los mellizos Jacques y Gabriella.

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La ex nadadora ha vuelto al principado enfundada en un moderno y sofisticado atuendo de tonos negros y marrones. Llama la atención que no se haya quitado la mascarilla en ningún momento, al contrario que su marido y sus hijos, que no la llevaban puesta. Tal y como se aprecia en las imágenes que se han difundido en las últimas semanas, su aspecto ha desmejorado por los problemas de salud. 

No obstante, ha saludado a la prensa de la Casa Real monaguesca muy emocionada y se ha mostrado muy cariñosa y cómplice con su marido y sus niños. Las ganas de regresar de Charlene eran inmensas y por fin ha cumplido su sueño de abrazar de nuevo a los suyos.

La sudafricana salió este domingo por la noche en jet privado desde Durban, acompañada por su gran amigo Misuzulu kaZwlithini, el rey de los zulúes. Concretamente viajó en el Dassault Falcon 8X, propiedad del Gobierno de Mónaco, que se trasladó hasta Sudáfrica para recogerla. La princesa hizo escala en Niza y desde la ciudad francesa puso rumbo a Mónaco en helicóptero.

Después de cinco meses en Sudáfrica y de pasar por el quirófano hasta en tres ocasiones, Charlene ha pisado su casa de nuevo. El propio Alberto confirmó el pasado martes que su mujer estará presente el día de la Fiesta Nacional, que se celebra el próximo 19 de noviembre. Este es uno de los días más importantes en el Principado. La familia real acude cada año a un servicio religioso en la catedral de Mónaco y después se reúnen en el Palacio Grimaldi junto al resto de la familia política.

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Así las cosas, tras recibir el visto bueno de los médicos para viajar, Charlene va recuperando poco a poco su buen estado de salud tras la infección que contrajo a raíz de una intervención en la boca.

Con el regreso de la princesa también zanjan del todo los persistentes rumores acerca de una crisis sentimental en el matrimonio. Muchos han asegurado desde el pasado mes de mayo, cuando la princesa viajó a su país natal para participar en una campaña contra la caza furtiva, que los dos se habían separado y que incluso estaban preparando el comunicado oficial de su divorcio. A estas habladurías ya respondieron con un posado desde Sudáfrica en agosto, cuando Alberto viajó hasta allí con sus mellizos para visitarla.

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