Casas Reales

Don Juan Carlos sopesó hacer un referéndum sobre la monarquía a la muerte de Franco

Días antes de que Franco muriera, el entonces príncipe don Juan Carlos envió a su amigo personal Manuel Prado y Colón de Carvajal a Washington para reunirse con el entonces secretario de Estado, Henry Kissinger, para discutir sus planes para España una vez asumiera las riendas del país y buscar su asesoramiento y apoyo.

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Entre esos planes figuraba la celebración de un referéndum sobre la monarquía, con el fin de consolidar su posición como heredero del Franquismo a ojos de la ciudadanía. Así se desprende de una serie de documentos de la época que ha desclasificado el Departamento de Estado que ahora ven la luz.

A dos semanas de la muerte de Franco

Prado se reunió dos días consecutivos con Kissinger, el 4 y 5 de noviembre de 1975, para contarle que Franco se estaba muriendo y que por ello don Juan Carlos había aceptado asumir la jefatura del Estado en funciones, si bien "no puede tomar decisiones por sí mismo", explicó el valido del Borbón al secretario de Estado.

El emisario dejó claro en su conversación, según la transcripción que se ha filtrado 45 años después, que el entonces Príncipe quería el consejo tanto de Kissinger, a quien valoraba "mucho", como del presidente francés, Valéry Giscard D'Estaing, algo que al secretario de Estado le parecía "razonable", teniendo en cuenta que tenía al mandatario galo por alguien "extremadamente inteligente".

Seis meses de plazo

Según contó Prado, Giscard consideraba que la mayoría de la oposición daría al nuevo monarca un plazo de seis meses para organizarse pero luego podrían producirse manifestaciones multitudinarias en las calles.

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Por ello, el presidente francés se mostraba partidario de "mantener un estrecho contacto con el Ejército" y era de la opinión de que la mejor manera para consolidar el poder del rey era "convocar un referéndum sobre si España debería seguir siendo gobernada por un rey", explicó el emisario, que reconocía que existía el riesgo de que fracasara.

"Si lo hacéis bien, podría tener también la ventaja de que pareciera el inicio de un proceso democrático", incidió Kissinger. Prado contó al jefe de la diplomacia estadounidense la dificultad añadida de gestionar una España plagada de fieles franquistas, deseosos de perpetuar el régimen dictatorial.

El documento recoge que don Juan Carlos, una vez sea Rey, "solo abrirá un poco las puertas" y "no estará a favor y no aceptará la legalización del Partido Comunista", aseguraba Prado, aclarando que "no avanzará demasiado hacia la izquierda.

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Sí transmitió el emisor de don Juan Carlos a Kissinger que quiere relevar a Carlos Arias Navarro como presidente del Gobierno porque es un veleta y desconfía de su lealtad. Según Prado, el entonces Príncipe tenía varios nombres en mente como reemplazo de Arias Navarro, como José María de Areilza. También estaban entre sus opciones Manuel Fraga Iribarne, entonces embajador en Londres. Prado mencionó a Kissinger otros nombres como Laureano López Rodo, en cuya contra jugaba ser miembro del Opus Dei; Gregorio López Bravo, que como el anterior había sido ministro de Exteriores pero tenía ciertos problemas financieros; o José María López de Letona.

Calendario

Ambos interlocutores discutieron sobre el calendario previsto una vez se produjera la muerte de Franco tanto para su funeral como para la coronación de Juan Carlos. A este respecto, Kissinger prometió a Prado que Estados Unidos enviaría "la representación más alta posible", llegando a barajarse la posibilidad de que incluso pudiera asistir el presidente, Gerald Ford, a la entronización, ya que tenía prevista una gira por Europa en las semanas siguientes.

"Quiero que le asegure al Príncipe que haremos todo lo que podamos para fortalecerle", se comprometió Kissinger, que aseguró tener "la más alta consideración personal" por Don Juan Carlos por cuanto representaba la "única garantía institucional de que habrá estabilidad y progreso". La situación española es muy "importante", confesó Kissinger: "Y no podemos permitirnos errores", aseguró en un momento dado.

Democracia sí, pero rojos no

La gran preocupación de Kissinger era que el Príncipe se hubiera dejado seducir demasiado por los "liberales". "Sé que debe dar algunos pasos para liberalizar el régimen para tener buenas relaciones con Europa, pero no puede abrir la situación hasta el punto de que todas esas fuerzas broten", defiende.

Kissinger recordó entonces ante Prado y Colón de Carvajal que "el peor error" que Estados Unidos cometió en los años 1960 fue "cuando animamos a una apertura a la izquierda" en Italia, lo que provocó que a la larga los cristiano-demócratas se vieran perjudicados. "Puedo garantizarle que no habrá ninguna presión por nuestra parte para que llegue a acuerdos con los comunistas, incluso con los socialistas", recalcó Kissinger.

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El secretario de Estado volvió a advertir en su segundo encuentro con Prado que las democracias europeas iban a forzar al nuevo Rey a que llevara a España "hacia la plena democracia y probablemente lo más a la izquierda que pueda". Kissinger dejó claro ante Prado que para EEUU esto "sería un desastre" si bien admitió que se quedaba más tranquilo tras el mensaje trasladado por Prado de parte del Rey. Y se cree el compromiso de don Juan Carlos de que "no irá por ese camino", en referencia a abrir la democracia a la izquierda.

Vascos y catalanes

Prado y Colón de Carvajal también también tocó en sus contactos con Kissinger los problemas vasco y el catalán. Según cuenta el propio secretario de Estado norteamericano, estarían al cien por cien con él, "con tres condiciones". La primera de ellas, que puedan recuperar sus derechos históricos simbólicos. "El príncipe cree que eso puede hacerse", precisó Prado. La segunda, que los líderes nacionalistas vascos encarcelados sean amnistiados por el Rey, pero no los terroristas. El Príncipe también creyó posible esta segunda condición.

En tercer lugar, pidieron que los etarras encarcelados fueron juzgados por tribunales civiles y no militares. "El Príncipe ha accedido a pensárselo", señaló Prado, que adelantó que don Juan Carlos planeaba "hacer una visita sorpresa" al País Vasco "en señal de que entiende su problema".

Cataluña, problema de futuro

En lo que se refiere a los catalanes, Prado aseguró que le preocupaban menos. "Los que quieren la independencia son un pequeño grupo", dijo.  "Los 'liberales' han prometido el pleno apoyo al Príncipe". "Puede que haya un problema en el futuro pero por ahora le dieron su apoyo", acota.

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