El ácido hialurónico es uno de los componentes estrella de la cosmética de los últimos años. El sector de la estética lo utiliza para combatir uno de los grandes enemigos de la piel: el envejecimiento. Aunque al principio solo se utilizaba inyectado directamente en el cuerpo, sobre todo en la zona del rostro, hoy este ingrediente está disponible también en una amplia y diversa cantidad de productos, desde cremas faciales, ampollas y sérum, hasta fórmulas after sun. Y no es para menos: sus beneficios lo han convertido en un imprescindible en cualquier rutina de cuidado facial.
El ácido hialurónico es una sustancia totalmente natural, pues está presente en nuestro organismo. Se encuentra en múltiples órganos y áreas del cuerpo, como la piel, las articulaciones o los globos oculares. Uno de sus objetivos principales es fijar el agua, es decir, retener la humedad en los órganos. En el caso de la piel, es indispensable para que se mantenga hidratada, elástica, tersa y con volumen. Es una molécula capaz de retener hasta 1.000 veces su peso en agua.
Sin embargo, a medida que envejecemos se reduce la producción de ácido hialurónico en nuestras células, con lo que la piel ya no puede retener la misma cantidad de agua. Los expertos de Nivea, la marca n.º 1 mundial en cuidado de la piel*, han calculado que a partir de los 50 años, la cantidad de ácido hialurónico del organismo se reduce en un 50 %. Nuestra piel ya no está tan hidratada y los signos de la edad se marcan más en ella, provocando flacidez, tirantez, arrugas, pérdida de volumen y descolgamiento del contorno facial.
Y, aunque para tener una piel joven, turgente y tersa, no es imprescindible tener 20 años, sí que hay que conservar un buen nivel de ácido hialurónico para mantener la hidratación y combatir estos signos de la edad. A continuación, todo lo que esta sustancia puede hacer por mantener la piel en buen estado:
1. Mejora la hidratación
Su función es retener el agua, por lo que utilizar productos con ácido hialurónico mejora la hidratación de la epidermis, tanto en sus capas externas como internas. De esta forma, se combaten algunos de los principales signos de la deshidratación de la piel: la tirantez y la sequedad.
2. Estimula la producción de colágeno
Incorporar ácido hialurónico al organismo estimula que el cuerpo lo genere por sí mismo. Además, favorece la actividad de los fibroblastos, las células que producen el colágeno. Por este motivo, contribuye a la estructura más firme y al volumen de nuestra piel.
3. Reduce las arrugas y las líneas de expresión
Una piel hidratada y con unos buenos niveles de colágeno está más firme y consigue recuperar el volumen perdido. Eso se traduce en una reducción de las arrugas y las líneas de expresión, incluso de las más marcadas.
4. Tiene beneficios antioxidantes
Es antioxidante porque restringe la actividad de los radicales libres, las moléculas que dañan las células y las hacen envejecer.
5. Es beneficioso para las pieles sensibles
Las personas con alguna enfermedad cutánea, como la rosácea, se pueden beneficiar de este ingrediente. Las pieles más sensibles suelen ser finas, con tendencia a la deshidratación, por lo que es necesario ayudarlas a conservar y retener el agua en su interior. Además, su efecto antioxidante favorece la regeneración de las pieles delicadas.
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Por todos esos motivos, el ácido hialurónico es el ingrediente clave para un rostro de aspecto saludable y joven. No obstante, para conseguir que penetre y tenga efectos realmente visibles, es necesario que la piel reciba los dos tipos que existen:
- Ácido hialurónico de alto peso molecular o de cadena larga. Actúa en las capas más superficiales de la epidermis, donde se crean las arrugas y las líneas de expresión más superficiales, y es el encargado de mejorar la hidratación y de rellenarlas y alisarlas.
- Ácido hialurónico de bajo peso molecular o de cadena corta. Sus partículas son hasta 40 veces más pequeñas que en el caso anterior. Por este motivo, penetra aún más en las capas de la epidermis para estimular la producción de ácido hialurónico allí donde es necesario. Tiene un mayor poder antiarrugas ya que retiene el agua en el interior de la piel proporcionando hidratación, firmeza y volumen.
Gracias a una combinación de ambos tipos, la piel no solo recibe un extra de este componente desde el exterior, sino que también se consigue estimular la producción propia de esta sustancia de manera natural.
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